Foto: ‘Newspapers B&W (4)’, de Jon S
Como supongo que sabréis, Google News ha anunciado su inminente cierre en España por culpa de la nueva Ley de Propiedad Intelectual que obliga a los agregadores de noticias a pagar una tasa a los editores de diarios por incluir sus contenidos (resumiendo mucho el tema). También supongo que sabréis que dicha tasa fue una idea de esos mismos editores, que tras saberse el cierre de Google News han matizado inmediatamente sus demandas. Además de la (divertida) nota emitida por la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), algunos de los medios que pertenecen a esa asociación han publicado editoriales sobre el tema.
Uno de ellos es El País (*), que ayer se despachó con un texto titulado Piezas complementarias en el que, después de dorarle la píldora un poco a Google, dice esto:
«…la decisión de retirar a los editores españoles de Google News y de cerrar este servicio es una mala noticia para todos: empresarios de medios y usuarios. Algo que no parecen entender del todo los burócratas que en España y otras partes de Europa han manejado el asunto».
Y esto otro:
«…AEDE (…) urgió a las autoridades españolas y europeas a que busquen una solución. Son ellas las responsables de encontrarla, de forma que los editores no tengan que sufrir las consecuencias de su incapacidad. El principal interés de editores y lectores es el de mantener Internet abierto a todos. (…) en Alemania, se impuso la tesis del editor conservador Axel Springer para relegar a Google y perjudicar a los usuarios. El Gobierno alemán, justificando la defensa de los periódicos, se alineó en contra de los intereses de los lectores».
Dice más cosas, pero queda claro el tono, ¿no? Curiosamente, en los editoriales relacionados que ofrece la pieza en la web aparece enlazado otro, de febrero, titulado Justa compensación y que habla de la última reforma de la Ley de la Propiedad Intelectual (la que nos ocupa), que incluye, según el editorialista,
«…el reconocimiento de que la prensa tiene derecho a percibir una compensación por parte de los agregadores de noticias que utilizan, ahora de forma gratuita, sus contenidos. Es un principio esencial por cuanto la difusión de dichos contenidos de manera masiva es una práctica lesiva para la prensa. De hecho, otros países como Francia, Bélgica o Alemania han llegado a acuerdos con los grandes agregadores de noticias, como Google (…) La Asociación de Editores de Diarios de España, a la que pertenece este periódico, ha aplaudido la medida porque supone un reconocimiento del valor de los contenidos».
Y continúa el editorial:
«La prensa, por su parte, contará con un nuevo instrumento con el que quizá logre una distribución más equitativa de los beneficios que genera su actividad y que ahora se desvían hacia esos intermediarios que se lucran de su trabajo».
El texto termina con esta joya:
«La ventaja de los legisladores es que la sociedad ya no escucha el discurso tramposo de una Red carente de reglas y de derechos».
Parece que ha cambiado un poco la postura, ¿no? Si en febrero alababan lo hecho en países como Alemania, ¿cómo es que ahora no les gusta? ¿Y cómo es que en febrero AEDE aplaudía la reforma de la ley de Propiedad Intelectual y ahora, diez meses después, se echa las manos a la cabeza?
Si seguimos saltando por los artículos relacionados que nos ofrece la web de El País (ni siquiera hay que molestarse en bucear en la hemeroteca, que arrojaría aún más ejemplos), aterrizamos en uno de marzo de 2013, titulado Ocasión perdida, en el que se quejan de que la reforma que hizo entonces el Gobierno del Partido Popular de la ley Sinde no era tan dura como debería (vamos, como ellos querían). En ese texto se incluye esta gloriosa frase:
«Otros países, como Alemania, Francia o Bélgica, han sido más valientes regulando, por ejemplo, el uso que los agregadores de noticias hacen de los contenidos de prensa sin mediar pago alguno, como ocurre ahora en España».
¿Pero no era culpa de «los burócratas que en España y otras partes de Europa han manejado el asunto» todo el follón del cierre de Google News? ¿Cómo es que hace sólo unos meses aplaudían la regulación de la que ahora reniegan y hace año y medio pedían precisamente esa regulación? ¿Tanto ha cambiado la línea editorial de El País en este tiempo?
Son preguntas retóricas, obviamente. Conozco perfectamente la respuesta. Y supongo que vosotros también. Ya sé que hay muchos medios (y políticos, empresarios…) que consideran a sus lectores (y a los ciudadanos) estúpidos (o desmemoriados). Tal vez El País debería esconder un poquito más los enlaces de los textos que atestiguan los bandazos de su línea editorial (empresarial, más bien).
De la mal llamada crisis del periodismo ya he escrito bastante por aquí (**), así que no me repetiré. Y no, no tengo una solución. Lo peor es que los que supuestamente saben de esto tampoco la tienen. Mientras deciden qué hacer ya se han perdido miles de puestos de trabajo en una profesión que de paso se ha dejado por el camino (por culpa de estos iluminados) buena parte del crédito que tenía. Y los de siempre siguen eso, donde siempre. Escribiendo editoriales sin acordarse de las hemerotecas.
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(*) Hablo de El País como podría hablar de cualquier otro de los implicados. No iba buscando nada de esto, pero me topé con el de El País y seguí por ahí.
(**) Por si hay alguien interesado en leer mis reflexiones sobre el tema (hay gente para todo), aquí van un par de enlaces. El más antiguo es de marzo de 2011. Y este debate ya era viejo entonces:
—¿Crisis del periodismo? No, crisis de los medios