Librerías de París: Shakespeare and Company

Cuando entro en una librería buscando un libro agradezco que los volúmenes estén bien organizados y clasificados y con los títulos visibles para encontrar lo que busco de un vistazo, sin tener que bucear. Pero la mayor parte de las veces que entro a una librería no lo hago buscando ningún libro en concreto, sino sólo por el placer de pasearme entre estanterías esperando, tal vez, encontrar ese título o ese autor del que nada sabía y que tanto me va a sorprender. En esos casos cuestiones como la organización, la clasificación y hasta el orden alfabético pueden ser hasta un estorbo. En estos casos siempre prefiero el caos.

Como el de la neoyorquina Strand, mi librería favorita y entre cuyas paredes podría pasarme tardes enteras a la caza de tesoros. O el de la parisina Shakespeare and Company, que no ha logrado arrebatarle a Strand el primer puesto en mi lista, pero casi.

Shakespeare and company, Paris

La actual Shakespeare and Company, situada en la Rue de la Bûcherie, en una placita frente a la Catedral de Notre Dame, toma su nombre de la primigenia Shakespeare and Company, abierta por la estadounidense Sylvia Beach en 1919 en la Rue Dupuytren, un refugio para escritores, aspirantes a escritores y lectores en el París de entreguerras por cuyas estancias pasaron buena parte de los autores de la llamada Generación perdida (F. Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway…). En la librería se podían comprar y tomar prestados títulos prohibidos en los países anglosajones como El amante de Lady Chatterley o Ulises, que la propia Beach editó a James Joyce después de que casi todos los editores lo rechazaran. La librería, con sus altibajos financieros, permaneció abierta hasta la ocupación nazi. Entonces cerró y ya no volvió a abrir sus puertas.

En 1951 otro estadounidense, George Whitman, abrió otra librería inglesa que recuperaba el espíritu del establecimiento de Beach y que inicialmente llamó Le Mistral. Como la de Beach, pronto se convirtió en un punto clave de la vida cultural y bohemia de París, y por ella pasaron también numerosos escritores, en esta ocasión de la Generación Beat (Ginsberg, Burroughs…). En 1964, tras la muerte de Sylvia Beach, Whitman rebautizó su librería como Shakespeare and Company, como homenaje al establecimiento original (y, también como homenaje, llamó a su hija, que regenta en la actualidad la tienda, Sylvia Beach Whitman).

Desde entonces ha mantenido esa vocación de refugio para artistas y aspirantes a artistas, y en su planta superior, abarrotada de volúmenes que no están a la venta, hay trece camas para creadores que busquen cobijo (basta con trabajar unas horas en la librería para pagar el alojamiento) y unos cuantos sofás y sillones para quien desee disfrutar de esos libros reservados para los huéspedes. Y como banda sonora, un piano tocado por los artistas que pasan por allí. Cuando fuimos nosotros, tocaba una chica.

En la planta baja está la tienda propiamente dicha, un local no demasiado grande atestado de libros por todas partes, con títulos interesantes casi en cada rincón. No les gusta que se hagan fotos en el interior, así que he tomado prestadas un par de ellas de su página de Facebook.

Junto a la tienda principal, tienen otro local (el Antiquarian), más pequeñito (sólo admiten a cinco personas dentro a la vez), para comprar y vender libros de segunda mano, que también exponen en unos carritos en el exterior. Por si todo esto fuera poco, también organizan lecturas, firmas de libros, debates, charlas con autores y hasta un festival. Ah, y hay té los domingos.

En este vídeo algunos de los escritores que han pasado por la librería hablan de su experiencia:

Creo que queda claro que recomiendo encarecidamente una visita si pasáis por París, ¿no?

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