Son pocos los que tienen la suerte de ganarse la vida haciendo exactamente lo que les gusta, porque incluso muchos de los que trabajan en el gremio, profesión o sector de su elección deben desempeñar en la cadena productiva en cuestión tareas poco gratas o no acordes con sus intereses y cualidades.
No importa si te dedicas o no a lo que te gusta, o si lo que haces te llena o no. Todos, en algún momento, han (hemos) acudido al trabajo como meros autómatas que llegan, hacen lo que tienen que hacer (con la mayor celeridad posible) y se van, sin pensar más en su labor hasta el día siguiente, cuando tienen que volver a hacerlo. Pues bien, amigos, eso tiene un nombre: dimisión interior.
El término da título a uno de esos muchos títulos pertenecientes al subgénero libros de autoayuda empresarial tan de moda desde el éxito de volúmenes como ¿Quién se ha llevado mi queso? El libro que nos ocupa, que lleva por subtítulo Del síndrome posvacacional a los riesgos psicosociales en el trabajo, es obra de Iñaki Piñuel, un psicólogo social experto en mobbing y otras situaciones laborales tóxicas (así las define él).
Piñuel, entrevistado por Expansión y empleo en uno de los enlaces que los lectores más han enviado en los últimos días a amigos, compañeros y conocidos (por abordar de forma tan precisa algo que a tantos les pasa), describe así al dimisionario interior:
«Aquellos que han dimitido interiormente no son culpables, sino víctimas de una organización que produce niveles graves de estrés y que termina quemando a sus empleados. Esta situación conduce a una persona a estar en el trabajo de cuerpo presente, pero mental y emocionalmente ausente».
Piñuel habla también en la entrevista del estrés laboral, que, a su juicio, suele originarse por cargas excesivas de trabajo, escasez de personal, planificación deficiente… Según el psicólogo, el principal responsable de la aparición del estrés es (y aquí puede estar la clave de la popularidad que la entrevista ha tenido en la Red) un jefe incompetente:
«Lo que más estrés provoca a un trabajador es tener un jefe incompetente, bien porque hace dejación de sus funciones, bien porque adopta formas autoritarias».
Seguro que ahí fuera hay más de uno de acuerdo con esta afirmación y, aunque tal vez no ayude mucho saber dónde está el problema, al menos ya sabemos qué decir cuando algún superior nos acuse de falta de implicación en el trabajo: hemos dimitido interiormente.