U2 en el Madison Square Garden de Nueva York

U2 Live at Madison Square Garden, 2015Hace unos años asistimos a dos conciertos de la gira 360º de U2 (Barcelona en 2009 y Sevilla en 2010), una doble experiencia que queríamos repetir, así que no dudamos en hacernos con un par de entradas en cuanto la banda irlandesa puso en marcha su nueva gira, Innocence + Experience. Esta vez, sin embargo, nos hemos ido un poco más lejos: al Madison Square Garden de Nueva York. Seguir leyendo «U2 en el Madison Square Garden de Nueva York»

‘Begin Again’

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–Let’s say an album costs ten dollars a unit. The artist gets a dollar. Same in publishing… it’s a buck for a book.

–I think I’m just thinking for this specifically… to get my head around it… Um, I mean, the album, it doesn’t have any overhead, because… we did it. And then distribution, I mean, it’s not gonna go in stores, it’s gonna go online, and publicity would be, what, word of mouth? So I think what I’m wondering is… why do you get nine out of ten of my dollars?

Aunque el diálogo de arriba pertenece a Begin Again, no es una película sobre una artista independiente y su lucha contra las discográficas por abrirse un hueco en el mundo de la música. Tampoco es, por cierto, una historia sobre la música, o sobre el poder de la música, o sobre su efecto en las personas y sus vidas, pese a que todo ello esté también en esta película de John Carney.

Begin Again es, más bien, una historia sobre personas que están perdidas y que en su búsqueda (por encontrarse a sí mismas, por superar una ruptura, por recomponer vidas hechas pedazos, por sobrevivir) se cruzan con otras personas, también perdidas, con las que tienen algo en común: la música. Podría haber sido la pesca de chipirones o el dominó, pero es la música.

La música, junto a la siempre fascinante, apabullante y arrebatadora Nueva York, sirve de marco a la historia de Dan (Mark Ruffalo), un productor musical en horas bajas con ex mujer e hija adolescente (a la que no entiende) y que además coquetea con el alcoholismo, y Greta (Keira Knightley), una joven cantautora con ex novio también músico absorbido por la fama (y otras cosas) que, derrotada (por el amor, la música, Nueva York y la vida en general), sólo desea volver a casa y olvidar.

Así contado, suena tópico y hasta cursi, ¿verdad? Pues Carney (cuya Once aún no he visto) se las apaña para componer un filme hermoso (que no cursi), a ratos divertido y a ratos emotivo, honesto y humano. Y aunque el final de la trama musical no sea sorprendente, sí lo es el de los personajes cuyas historias se entrelazan mientras graban un disco por las calles de Nueva York. No es una película perfecta, ni una obra maestra, pero tampoco es la típica-tópica comedia romántica musical que podría sugerir su campaña publicitaria. Es mucho mejor que eso.

PD: Uno de los eslóganes con los que se anunció esta película decía algo así como “¿Puede una canción salvar una vida?”. No sé si esta canción puede o no salvar a nadie, pero a mí me gusta. En la banda sonora hay otras dos versiones, una más de Adam Levine y otra de Keira Knightley, que interpreta (muy bien, por cierto) otros temas en la película.

Los Beatles en iTunes

He escrito un pequeño post en Redes y cacharros sobre el tema, pero quería recuperar aquí un decálogo que mi señor esposo ha soltado en Twitter a cuenta de la decepción de quienes esperaban después del anuncio de ayer algo más que lo de los Beatles:

1.- Apple anuncia algo con el lema «nos cambiará la vida»
2.- Comienzan los rumores sobre su significado
3.- Se descubre que el lema es parte de una letra de los Beatles
4.- Los rumores se centran en los Beatles como lanzamiento casi seguro
5.- A los pocos minutos de la hora oficial los Beatles aparecen en la iTunes store. La tienda y la web de Apple se caen por tanta demanda
6.- Finalmente se hace oficial y los Beatles aparecen en la tienda de Apple
7.- Surgen todo tipo de comentarios negativos hacia Apple por ser «sólo» esa la noticia del lanzamiento
8.- El imbécil que se tomara al pie de la letra el lema del anuncio merece lo que le pase
9.- El que no se dé cuenta de la repercusión real de este anuncio a nivel musical y empresarial merece lo que le pase
10.- Que parecéis fanboys de Google, que también los hay

U2 en Sevilla

U2 en SevillaUn año y pico después de haberles visto en Barcelona, nos volvimos a plantar en un concierto de U2. Si ya los habíamos visto, ¿por qué fuimos a verles otra vez si era la misma gira? Pues porque venían a casa y habría estado feo no ir a saludarlos. Aunque el concierto me gustó, no lo pasé tan bien como en el anterior. Puede que porque los teloneros me gustaron menos que los de entonces (Snow Patrol en Barcelona, Interpol aquí), porque el sonido, sobre todo al principio, era penoso (aunque Bono cantó mejor que entonces), porque la lista de canciones me gustó menos, porque la expectación entonces era mayor (era nuestro primer concierto de U2 y, en mi caso, también el primero tan grande) o porque, simplemente, no soy la misma de hace un año y pico. U2 en Sevilla

Pero que nadie me entienda mal. Fue un gran concierto, sólo que el de Barcelona me gustó más, y esto, como casi todo, es cuestión de gustos, igual que la lista de canciones (esta es la de Barcelona y esta otra la de Sevilla). A Kalimero (que ha escrito esta estupenda crónica), por ejemplo, le satisfizo más la de Sevilla. Yo eché de menos con respecto a Barcelona las dos canciones que más me gustan del último disco, Breathe (con la que abrieron en el Camp Nou) y No line on the horizon (y también Electrical Storm). Eso sí, la entrada con el Space Oddity de Bowie a todo trapo y ellos caminando despacito hacia el escenario me puso literalmente los pelos de punta:

Pero hicieron falta unas cuantas canciones para que se escuchase un poco mejor (igual es que los oídos se nos acostumbraron); no bien, sólo un poco mejor. Al parecer en la pista se escuchaba mucho mejor que en las gradas, donde estábamos nosotros, así que puede deberse a la estructura del estadio (en cualquier caso creo que los ingenieros de sonido del grupo, o del estadio, si es que los tiene, deben hacer los ajustes necesarios para que los miles de personas que estábamos en las gradas pudiésemos también escucharlo bien).

U2 en Sevilla

Del caos a la salida tampoco tiene evidentemente la culpa el grupo, sino el Ayuntamiento de Sevilla, que debe adecuar ya los accesos y pagarles las horas extras que les debe a la Policía Local, o llamar a la Nacional, o a la Guardia Civil o lo que sea, para que haya alguien regulando las salidas de humanos y vehículos, sobre todo si, como parece, quieren seguir esta línea de macroconciertos y no quieren que pase nada. Tampoco estaría mal construir otro túnel de salida del estadio, porque daba vértigo ver la marea humana rumbo a la calle.

Aquí dejo el resto de las fotos que hice antes y durante el concierto y, más abajo, un vídeo que Kalimero, que estaba bien cerquita de los irlandeses, ha titulado acertadamente Bono dándolo todo.

U2 en Barcelona (los vídeos)

Como el propio título indica, y a la espera de que se me ocurra algo medianamente interesante que decir (y que a ser posible prescinda de adjetivos como acojonante, genial, único o el tan socorrido awesome) sobre el concierto de U2 de la semana pasada en Barcelona de la gira 360º, os dejo con los vídeos que mi marido tomó del evento en cuestión (yo me dejé la cámara en el hotel -craso error-, amedrentada por la leyenda impresa en las entradas que advertía que no se hicieran fotos ni se grabasen vídeos del concierto).

Breathe, del último disco, No line on the horizon, fue el primer tema en sonar:

Casi al final (fue la antepenúltima de la noche), en los bises, With or without you. (Son et Lumiere, que ya ha publicado su crítica del concierto, algo desencantada para mi gusto, dice de With or without you que «si no la tocas en España te incineran». Yo no sé si les habría incinerado o no, ni si el gusto por esa canción es exclusivamente español, pero sí sé que su ausencia habría sido para mí un problema):

Come fly with me

Lunes, siete de la mañana. El despertador ha sonado a las cinco y media. Era de noche. A las siete también es de noche. En la calle no hay un alma, salvo obreros y otros operarios, especialmente del sector de la limpieza, y los conductores de autobuses como el que cojo yo para ir a trabajar. Todos tienen la misma mala cara que yo y maldicen, como yo, que sea lunes, que sea de noche y que tengan que ir a trabajar.

Llego al tajo unos minutos antes de las siete, para hacer el trabajo que normalmente hacemos tres personas, con un programa que hoy tampoco funciona y sin que haya (tampoco hoy) una sola persona o responsable técnico al que recurrir.

Así que, con toda la tranquilidad que me permite mi incipiente ataque de ansiedad, arranco el mp3 y dejo que la cálida voz de Frank Sinatra me envuelva y me lleve a una dimensión lejana e irreal llena de locales de copas provistos de una big band con potentes trompetas donde las parejas bailan, charlan, beben y se enamoran.

Un poco cursi, ¿verdad? Cierto, pero esa es la fantasía que me atrapa cada vez que escucho a Sinatra, algo similar a lo que ocurre con algunos de sus coetáneos (y también con uno de sus más dignos herederos, Michael Bublé, que me hizo pasar una de las noches más divertidas que recuerdo en un concierto en Madrid hace un par de años) pero que nunca se manifiesta con la misma fuerza con que lo hace cuando es Frankie el que me canta al oído.

A estas alturas poco nuevo se puede decir de él, desde sus contactos con la Mafia a su conflictiva relación con las mujeres y la bebida, pero, ¿a quién le importa? Varias generaciones se han dejado seducir por una voz que hizo de todo lo que cantaba un clásico y cuyos temas hemos escuchado en infinidad de películas, programas y series (la última de ellas en el episodio de la séptima temporada de CSI Living Legend, recorrido de principio a fin por la canción That’s life).

Puede que a no todo el mundo le guste, e incluso que haya quien piense que su música es anacrónica y obsoleta y también quienes la escuchan, pero la verdad es que a mí me ha salvado el día.