Una historia a la mitad

A veces se nos olvida que la mayoría de la gente ve las series cuando las emiten en abierto, porque no quieren, no pueden o no saben verlas de otra manera, y simplemente miramos para otro lado cuando las cadenas maltratan las series que queremos porque nosotros ya las hemos visto cómo y cuándo hemos querido.

La lista de las agraviadas por los programadores es kilométrica e incluye casos de manual como el pase de Expediente X en Telecinco o el más reciende de Perdidos en TVE, pero por suerte la práctica de emitir las series extranjeras (mayoritariamente estadounidenses) en España con meses e incluso años de retraso es ya casi residual (aunque algún caso hay).

La última moda es emitirlas cuanto antes, con apenas unas semanas de diferencia con respecto a su pase original en Estados Unidos. Al margen de los problemas de traducción y doblaje que las prisas podrían provocar (es una suposición, pero seguro que algún caso hay), esa práctica se torna en exceso arriesgada en temporadas televisivas tan atípicas como la que estamos viviendo.

A la espera de ver si realmente se reanuda o no la producción tras la huelga, actualmente casi todas las series del prime time (las que más interesan a los directivos españoles) cuentan sólo con diez o doce episodios, y la tendencia de emitirlas aquí cuanto antes dejará en unas semanas sin episodios a Cuatro (House o Anatomía de Grey), La Sexta (Bones) o Antena 3 (Sin rastro), por ejemplo, y a sus espectadores condenados a un nuevo bucle de repeticiones sin aviso alguno, porque seguro que ninguna de estas cadenas se va a tomar la molestia de comunicar a sus espectadores (esos que no saben nada de Internet) que ha habido una huelga que ha durado varios meses y que ya no hay más episodios de sus series favoritas.

Sin embargo, el paro de los guionistas norteamericanos no va a afectar a todas las cadenas. Hay una que tiene bien repleta la despensa de su gallina de los huevos de oro. No las sigo, así que no sé por dónde va Telecinco en la emisión de CSI Miami y Nueva York, pero sí sé que lo último que vimos de Las Vegas en la cadena amiga fue la sexta temporada, y en EEUU se está emitiendo la octava, así que aún tiene pendiente de emisión toda la séptima (la mejor hasta ahora) y la mutilada octava (con un interludio en el que toca una nueva tanda de Miami y Nueva York).

Uno de los episodios más singulares de la octava, por cierto, fue el crossover entre CSI y Sin rastro, dos series emitidas en EEUU el mismo día, en la misma cadena (una a continuación de la otra), lo que, unido a la amistad entre William Petersen y Anthony Lapaglia (sus respectivos protagonistas), hizo posible el experimento.

En España se emiten en cadenas distintas, en días distintos y a ritmo distinto. Este jueves Antena 3 emitirá la parte del crossover correspondiente a Sin rastro, que está promocionando a bombo y platillo resaltando la presencia en el episodio de Grissom, una de las bazas de su competencia. Lo que Antena 3 no cuenta es que los seguidores de Sin rastro se encontrarán este jueves con una historia a la mitad, cuyo inicio no podrán ver (si es que también siguen CSI) hasta dentro de unos cuantos meses.

La antesala

Después del arrebato de ayer (que aparte de para desahogarme sirvió para que nos visitasen muchos más gatos de los que lo hacen normalmente: gracias) volvemos al tono habitual, ligero (que no frívolo) y ameno (que no tonto, o eso espero), porque la temporada de premios ha empezado ya oficialmente.

La Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood ha dado a conocer hace unas horas a los candidatos a sus premios, los Globos de Oro (a los que los medios se refieren una y otra vez diciendo que «están considerados la antesala de los Oscar»), que entregará dentro de un mes, el 13 de enero (una fecha, por cierto, especial para nosotros, aunque eso es otra historia), en una gala en la que homenajearán, como ya comentamos, a Steven Spielberg.

El orfanato de Juan Antonio Bayona se ha quedado sin candidatura a la Mejor Película Extranjera, pero eso no significa que no haya españoles en la gala. Alberto Iglesias ha sido seleccionado por la banda sonora de la película de Marc Forster Cometas en el cielo y Javier Bardem optará al Globo de Oro al Mejor Actor de Reparto por No es país para viejos, de los hermanos Coen.

Por lo demás, la cosa está, como se suele decir, muy repartida, lo que indica, a la espera de que en enero dé a conocer la Academia de Hollywood sus nominados a los Oscar, que la tendencia de los últimos años no ha variado y que este año tampoco tendremos un ganador aplastante.

La que parte con mejores opciones es Expiación, adaptación de la novela de Ian McEwan firmada por Joe Wright, autor de la última versión cinematográfica de Orgullo y prejuicio (yo prefiero sin duda la televisiva) y que vuelve a dirigir a Keira Knightley en esta historia que tiene siete nominaciones.

En la lista de favoritas le siguen títulos como Michael Clayton (con George Clooney, también candidato al Mejor Actor Dramático), Promesas del este de David Cronenberg, American Gangster de Ridley Scott, el filme de los Coen o Sweeney Todd de Tim Burton.

Como siempre pasa con los Globos de Oro, la división entre drama y comedia y musical propicia que casi todos los actores de primera fila con película recién estrenada pillen algo (en cine son más de 20, y eso que Cate Blanchett y Philip Seymour Hoffman repiten en interpretación protagonista y de reparto), así que quien quiera ver la lista completa la puede consultar en la página de la Asociación o en Imdb, aunque la curiosidad de esta edición es encontrar a Clint Eastwood como candidato a la Mejor Canción por el tema principal de Grace is gone.

En el apartado televisivo, aparte de la injusticia de reducir el reconocimiento a Dexter a una candidatura para su protagonista, Michael C. Hall, los Globos de Oro no han levantado demasiado revuelo, salvo las cuatro nominaciones de la recién llegada Damages (otra que tengo apuntada para cuando la huelga me deje sin material nuevo), acompañada en la lista de favoritas por las habituales 30 rock, Entourage, Anatomía de Grey o House. En una relación que siempre se ha caracterizado por ser bastante conservadora se han colado dos debutantes: Pushing Daisies (tres candidaturas) y Californication, que se ha llevado dos nominaciones, una para la serie y otra para el felizmente recuperado David Duchovny, del que ya hablaré con más calma un día de estos.

Contra YouTube

No es una declaración de guerra, pero plantar cara a YouTube es uno de los principales objetivos de Hulu, el nuevo portal puesto en marcha por la Fox y la NBC que emitirá on line películas, series y programas de ambas cadenas.

Hulu nació hace sólo unas horas y es pronto para evaluar sus contenidos (que aparecerán, eso sí, trufados de publicidad como lo hacen en la televisión), sobre todo porque aún no me han concedido el acceso que solicité esta mañana.

Según las cadenas impulsoras del proyecto, las bondades de Hulu residen en la emisión de programas completos y (aunque eso al usuario le da más igual) que no tendrán que enfrentarse a los derechos de autor con los que a diario tiene que lidiar YouTube (recordemos que hace unos días el popular portal anunció la puesta en marcha de un sistema para detectar si los contenidos publicados tienen o no copyright, lo que podría eliminar de sus archivos toneladas de material que habría que buscar en sitios oficiales como Hulu).

Habrá que ver cómo evoluciona esta versión beta, y si tiene las restricciones geográficas que muchas webs oficiales de las cadenas de televisión, aunque la riqueza de su catálogo (que incluye Héroes, The Office, Me llamo Earl, Los Simpson, Padre de familia, Bones, House…) y la promesa de que rescatarán joyas como Lou Grant o Alfred Hitchcock presenta bien merecen echarle un buen vistazo.

P. D.: Buscando información sobre Hulu, me he topado en Error 500 con una recomendación que, como de bien nacidos es ser agradecidos, reproduzco aquí: el plugin de Picnik, una aplicación web de tratamiento de imágenes, para Firefox. Si ya es cómodo, rápido y sencillo tratar imágenes con Picnik (que incluye las opciones más usuales, como cortar, redimensionar y enfocar fotos, entre otras), con un solo click puedes llevar una imagen vista en una web hasta Picnik y después publicarla en Flickr o guardarla en el escritorio.

La noria vuelve a girar

No, no me refiero al programa de Jordi González que perpetúa el legado de Salsa rosa para que el zapping siga siendo los sábados por la noche un deporte de riesgo, sino a que la temporada televisiva norteamericana ha levantado el telón.

El verano ha terminado al fin y la mayor parte de las grandes series -excepto la que espero con más impaciencia, que no volverá hasta febrero (¡malditos!)- ha vuelto ya a las pantallas o lo hará en los próximos días.

Para los que estén tan despistados como yo lo estaba hasta hace unas horas, aquí va una lista de deberes para los próximos días (elaborada solamente con las series que yo voy a ver, no con todas), confeccionada gracias a este calendario visto en La chica de la tele.

La que hoy termina ha sido la semana grande de estrenos, así que supongo que este fin de semana los torrents, pandos y similares están echando humo.

La encargada de abrir mi lista de deseos para el año nuevo es Cómo conocí a vuestra madre. Estoy en pleno programa de desintoxicación (lo que me ha permitido dosificar la segunda temporada de las andanzas de Ted y compañía, que llevo por la mitad, aunque sí que he visto ya Slap Bet), así que no sé exactamente en qué punto está la historia. La promo estilo CSI de la tercera temporada no aclara mucho de lo que va a pasar en esta nueva etapa de la serie, pero tampoco hace falta.

Y ya que hablamos de los forenses, ni que decir tiene las ganas que tenía de que volvieran, para conocer al fin el desenlace del formidable cliffhanger con que cerraron su séptima temporada (aunque, dado el título del episodio que abre la octava, Dead doll, uno se imagina por dónde van los tiros).

Los chicos de Grissom regresaron el viernes, el mismo día que el equipo de Urgencias, que comienza su decimocuarta y última temporada, y la troupe de Anatomía de Grey (que veré cuando la pongan en Fox o en Cuatro). Un día antes, el jueves, tuvo lugar el debut de su spin off, Private Practice, un proyecto al que espero le hayan dado un buen lavado de cara, porque como siga la línea de la presentación que vimos en Grey, no llegará a las navidades.

También ha vuelto House (ésta creo que esperaré también a que la pongan por aquí, porque no hay manera de seguirla subtitulada), que arranca su cuarto año con un multitudinario casting para escoger a los sustitutos de los miembros de su equipo, de los que se deshizo (de una u otra forma) al final de su tercera etapa.

Héroes es la última de las series de mi lista que ha reaparecido en los últimos días, después del decepcionante final de su primera entrega y de un verano plagado de rumores sobre el reparto y sobre su tan publicitado spin off, Origins, negativa de Tarantino incluida (éste es el único regreso que he visto por ahora, y no está mal, claro que, aunque me contradiga porque ya sabemos que no está al mismo nivel que Perdidos, su inicio de temporada palidece comparado con cualquiera de los de la isla).

Pero la cosa no acaba aquí, ni mucho menos. Esta misma noche (madrugada para nosotros) vuelven las chicas de Wisteria Lane y el asesino en serie favorito de América, así que el próximo fin de semana volverán a echar humo los torrents y los pandos, y volveremos a venerar a esas celestiales criaturas que, sin pedir nada a cambio, se encargan de que podamos entender lo que dicen los protagonistas de nuestras series, unos ángeles sobre los que podría escribir mucho, aunque nada sería tan bonito como las palabras que ya les dedicó Hernán Casciari en Orsai.

Pues claro que no es ‘Perdidos’

Dicen que las comparaciones son odiosas, pero son inevitables en la industria del entretenimiento. En el nacimiento de cualquier libro, película o serie sus creadores cuentan con unos referentes que invocan, consciente o inconscientemente, como fuente de inspiración para lo que quieren o lo que no quieren hacer. Y de esas comparaciones se valdrán después editores, programadores y distribuidores para colocar sus productos en un mercado cada vez más saturado.

Si haces una serie sobre investigadores o policías, enseguida la compararán con CSI; si es sobre médicos, lo harán con Urgencias (o con House o Anatomía de Grey, dependiendo del subgénero en que se inscriba); si es una sitcom, con Friends, y así sucesivamente. Son pocas las series que salen bien paradas de la comparación con las titulares de cada género, y ninguna la que, hasta ahora, lo ha logrado cuando en el otro platillo de la balanza se sitúa una serie que es un género en sí misma.

Un amplio grupo de interesantes y enigmáticos personajes, acción, sorprendentes giros de guión y muchos, muchos secretos. Esos son algunos de los ingredientes esenciales de Perdidos, y por eso cualquier serie que los tenga será inmediatamente comparada con ella. Pero Perdidos es mucho más que eso, como comprobamos el año pasado con Héroes.

Hoy por hoy no hay ninguna comparable a Perdidos, y por eso es injusto e insensato usar a los chicos de la isla para desprestigiar a cualquier otra serie, como se ha hecho en más de una crítica con Jericho.

Pues no, Jericho no es como Perdidos. Tiene muchos personajes, algunos interesantes y otros no tanto, tiene acción, giros de guión y toneladas de secretos, pero no aspira a despojar a Perdidos del título de serie más adictiva de la ¿década?

Supongo que a estas alturas todo el mundo sabrá de qué va la serie (en España la emite Telecinco, últimamente en tandas de cuatro episodios, así que no sé si ha terminado o no), pero por si acaso haré un pequeño resumen. Jericho es un pequeño pueblecito de Kansas del que se adueña el caos y el desconcierto cuando sus habitantes divisan en el horizonte un hongo nuclear. Durante varios días los ciudadanos se preguntan qué ha pasado y si son los únicos norteamericanos con vida, hasta que la energía y los víveres comienzan a escasear y entonces deben preocuparse por su supervivencia.

En torno a esta trama principal se desarrollan las historias personales de sus protagonistas, principalmente las de la familia Green, compuesta por el alcalde del pueblo, Johnston (Gerald McRaney), su mujer, Gail (Pamela Reed), y sus dos hijos, Jake (Skeet Ulrich) y Eric (Kenneth Mitchell), y que está marcada por la repentina marcha de Jake cinco años atrás, su inesperado regreso justo antes de que se desate la crisis con la que arranca la serie y la incógnita sobre lo que ha hecho durante el tiempo que ha estado fuera. Pero como decía más arriba, en Jericho hay muchos secretos, y el de Jake palidece comparado con el de Hawkins (Lennie James), un supuesto agente de la CIA implicado en una conspiración para hacer estallar una decena de bombas nucleares por todo EEUU.

Vale que Skeet Ulrich se pasa todos los capítulos con una inexplicable expresión de susto, que hay muchas historias personales que sobran, que en ocasiones se abusa del dramatismo, que no hay por qué poner quince cliffhangers en cada capítulo y que a Emily (Ashley Scott) le pasa algo raro en la cara, pero la verdad es que es muy entretenida. Me lo pasé muy bien viéndola y quiero saber cómo acaba. Además, cualquier serie que cuente con Papá comandante como uno de sus personajes principales merece, como mínimo, un indulto, a pesar de que sus creadores hayan decidido, inexplicablemente, acabar con él, cuando es uno de los mejores y hay al menos una decena de personajes a los que deberían haber matado primero.

Hora de cambiar

Ya sé que se ha hablado en otros muchos sitios sobre el sorprendente final de la tercera temporada de House, pero yo no lo he visto hasta esta misma tarde y, aunque por culpa de mi a veces insana curiosidad ya sabía lo que pasaba, me ha dejado un poco helada.

Que las series cambien a algunos de sus personajes (e incluso que cambien el actor pero no al personaje) es algo bastante habitual. Las series no dejan de ser contratos a largo plazo de los que a veces los actores se cansan y que abandonan para no volver (como Rob Lowe, que dejó El ala oeste para pegarse el batacazo con un proyecto propio, o el reciente caso de James Caan, que será sustituido por Tom Selleck al frente del Montecito de Las Vegas) o simplemente para tomarse un descanso (como William Petersen, que dejó en el limbo a Grissom durante unas semanas, en las que ocupó su puesto al frente del laboratorio Liev Schreiber).

Casos como el del sexteto protagonista de Friends, que permaneció inalterable (con sus plantes para conseguir aumentos salariales incluidos) durante diez años, o la misma El ala oeste, que salvo la fuga de Lowe (y los engullidos por el agujero negro que se tragó a Mandy) conservó a su elenco siete años, no son habituales.

Pero lo que no es tan normal es que tres de los personajes principales desaparezcan de un plumazo de los títulos de crédito. A la marcha de Foreman, anunciada varias semanas antes, se unen en el último episodio de esta tanda el inesperado y extraño despido de Chase («es hora de cambiar», le dice House) y la no menos extraña renuncia de Cameron.

La cosa tiene su truquillo. Los tres actores han firmado para la próxima temporada, lo que indica que seguirán merodeando por los pasillos del hospital, aunque ya no a las órdenes de House, al que en otoño le espera un nuevo equipo de jóvenes e ilusionados doctores que tendrán que ponerse pronto al día.

La maniobra tal vez sea una respuesta de los guionistas a las críticas de falta de originalidad, sorpresa o emoción en una serie que gira casi por completo en torno a su carismático protagonista, por mucho que el peso dramático de Cuddy y Wilson haya crecido considerablemente en esta última etapa.

Teniendo en cuenta que la audiencia de la serie crece temporada tras temporada, tanto en EEUU como en el resto de mercados, quizás lo único que buscan sus creadores es darle carne fresca a su depredador para jugar…