¿De qué va ‘The Leftovers’?

Leftovers - Guilty remnants

El que vea The Leftovers pensando que trata de gente que desaparece y misterios, debería dejar de ver la serie porque no trata de eso. Sería algo parecido al que ve Lost pensando que va de gente que está en una isla porque se estrella su avión y pasan cosas misteriosas. O el que ve Fringe pensando que es ciencia ficción, cosas raras y efectos visuales.

Ninguna va de eso.

De lo que van es de relaciones entre personas, amor, odio, lágrimas, risas y corazón, mucho corazón. Si os quedáis en los misterios, los efectos, las cosas raras y demás, arañaréis sólo la superficie y os estaréis perdiendo muchas cosas.

El Gris, coautor de este blog, en Twitter.

Poco tengo que añadir.

Las series y la ‘piratería’

La otra mañana, al abrir Twitter, me encuentro con uno de esos tuits ante los que no sabes si dejar de seguir a quien lo ha publicado, contestar en plan troll o simplemente cerrar Twitter y no abrirlo más. Me incliné por una cuarta posibilidad: tratar de debatir con la autora de dicho tuit, educadamente. No hubo debate porque no me respondió, pero sí a otros de los mensajes que recibió. Con todos esos tuits he montado este Storify.

Ahí terminó la conversación, si es que se puede llamar a eso conversación, porque Belén Frías decidió apagar el Twitter por unas horas y seguir con su vida. Aunque en absoluto lo comparta, entiendo que su posición es la que le dicta su puesto de trabajo, y entiendo que defienda a su empresa y que ataque a quienes hacen subtítulos para series por gusto y sin cobrar un euro por ello y les llame, sin más, piratas. Incluso entiendo que defienda el discurso oficial de que la mal llamada piratería acaba con puestos de trabajo. (Lo de “La piratería destruye la industria audiovisual y nuestros trabajos” suena a consigna, la verdad)

Lo que no entiendo es que de verdad considere (imagino, de nuevo, que será la postura oficial de su empresa) que con estrenar las series al mismo tiempo (al día siguiente, creo, en ciertos casos) en un canal de pago sea suficiente para que la gente deje de buscar episodios y subtítulos en internet. Porque no lo es. Ni de lejos.

Hace años que dejé de tener tele de pago (nos costaba un dineral al mes y casi nunca veíamos nada porque estábamos siempre fuera), así que no sé si esa política de los canales españoles de pago de poner las series al día siguiente de que se emitan en EEUU ocurre durante toda la temporada o sólo con el primer capítulo de cada nueva tanda.

Pero supongamos que lo hacen durante toda la temporada. Al día siguiente, con subtítulos hechos por profesionales, revisados y ajustados hasta la última coma. ¿Dejaría entonces de descargarlos? No.

En Estados Unidos (y en el Reino Unido, por más que la mayoría de lo que vemos, al menos en casa, venga del otro lado del Atlántico) las series que seguimos las emiten en distintas cadenas, y también en España emiten lo que nos interesa en distintas emisoras. Y para tener acceso a todas no basta con un paquete básico de pago: hace falta uno completito, de esos que cuestan un dinerito todos los meses para terminar viendo, a lo sumo, tres o cuatro episodios a la semana, eso si los emiten, porque hay que tener en cuenta el parón del verano, el de navidades y las semanas que por béisbol, discursos de Obama o simples ajustes de calendario no se emiten las series que vemos. No compensa. (Y eso sin contar las británicas, que suelen ser de seis episodios o incluso de tres por temporada, como Sherlock).

Mucho menos si tenemos en cuenta que, en mi caso, nunca estoy en casa en prime time, horario en que se suelen emitir series y pelis de estreno. Puedo grabarlo, sí, pero es un paso adicional.

Admitámoslo: descargar series es un tostón. Hay que estar pendiente de calendarios de emisión, buscar los enlaces, esperar a que descargue, buscar subtítulos (esperar, en algunos casos, a que los terminen), comprobar que encajan bien (porque si no hay que buscar otros), pasarlo todo a la tele (sí, prefiero ver las cosas en la tele)… Un incordio. Habrá quien disfrute con todos estos procesos, pero no es mi caso. Pero no hay una buena alternativa, una oficial y cómoda. ¿Pagando? Si el precio es razonable y el servicio adecuado, por supuesto. Me habría encantado pagarle a todo el equipo responsable de Lost, y a Aaron Sorkin por The West Wing, y a Joss Whedon por Buffy (y Firefly), y me encantaría estar pagando ahora al equipo de Fringe, y a Russell T. Davis y Steven Moffat por Doctor Who, y a este último (y Mark Gatiss) por Sherlock

Sé que nadie (al menos nadie con poder) va a hacerme caso pero, señores distribuidores de series (esto se aplica al resto de la industria audiovisual), están a tiempo de cambiar las cosas y de hacer algo más que lloriquear por las esquinas (como esos editores de periódicos que se quejan de que hayan bajado las ventas en quioscos porque la gente lee los periódicos enteros gratis en internet; deje de ponerlo gratis en internet, está en su mano).

Se ha dicho muchas veces en muchos sitios, pero siguen sin darse por aludidos: dejen de preocuparse por quienes tienen síndrome de Diógenes audiovisual y acaparan películas, series, discos y libros, que probablemente nunca abrirán, como si no hubiera mañana. Esos no pasaban por caja cuando no había más opción que hacerlo si querías disfrutar de algo. Preocúpense de los que sí estamos dispuestos a gastar dinero en las cosas que nos gustan, en las que merecen la pena. Pero tampoco nos roben. No hagan como las editoriales, poniendo ebooks a 15 euros. Sean más listos.

[Tampoco me roben con formatos físicos, como ediciones de DVD a precios poco razonables que sólo incluyen los episodios -metan más cosas, muchas más- o, volviendo al ejemplo de los libros, no hagan como Gigamesh con Danza de Dragones]

Sé que hay unos cuantos sitios en los que se puede acceder de forma legal a series en España, pero la oferta, a mi gusto, es aún insuficiente. Yo quiero ver los episodios de las series que me interesan al día siguiente, en VO y con subtítulos, y no me importa pagar por ello, por tener cada mañana a mi disposición un episodio calentito, para verlo on line cuando se me antoje.

Y en cuanto al pago, piensen, por ejemplo, en bonos de temporadas completas de cada serie. Y no sólo las que están en emisión, sino también las que tengan unos años. Hagan la prueba, a ver qué tal. Si no funciona, y nadie se sube a ese tren, tienen mi permiso para clamar contra los piratas, internet y la santísima trinidad. Pero hasta entonces, no digan que “dan opciones al público”. Den, además, opciones razonables, hagan que sea más fácil y cómodo que andar buscando por internet lo que queremos ver. Yo me apuntaría a eso. Y seguro que muchos otros también.

Perlas de la semana

Esta semana he andado un poco liada, así que se me han acumulado unas cuantas:

«La película es mala, pero el chaval tiene creatividad».

Respuesta de mi perlista favorito a esta despiadada crítica a Ágora, que termina con lo que podría ser otra perla de la semana:

«Costeada (aunque con regusto a plástico y Google Earth) pero superficial y tan fría como Rachel Weisz, ‘Ágora’ es la obra de un artesano que se cree autor y se empeña en sacar agua del pozo seco de su creatividad».

Esta semana se han puesto a la venta las entradas para el concierto de U2 el año que viene en Sevilla, lo que ha propiciado las dos siguientes perlas, ambas escuchadas en mi entorno laboral:

«Eso no es música, es espectáculo».

Así terminaba una larga y airada disertación en la que un tipo explicaba por qué no va a ir al concierto. ¿Tan difícil es decir «no me apetece», «no me gusta» o «no quiero»?

«Si me toca el marronazo de tener que ir, iré».

Experto musical al ser interpelado sobre si acudirá o no al concierto, para el que no ha comprado entradas porque sabe que irá gratis, eso sí, protestando muchísimo antes, después y durante el citado evento.

«Yo hablo alto».

Réplica habitual de quienes vociferan cuando alguien le pide que deje de hacerlo y justificación de los vociferantes para seguir dando gritos como energúmenos (y que un energúmeno está gritando justo ahora).

Pero la mejor frase de la semana no tiene que ver con periódicos ni periodistas, y es tan acertada que podría elevarse de inmediato a la categoría de dogma, sobre todo porque su autor es el gran Leonard Nimoy:

William Bell

(Ya sé que hay unos señores que escriben lo que dice en Fringe, pero yo prefiero pensar que se le ha ocurrido a él, sobre todo porque estoy totalmente de acuerdo: la Física es una perra).