Críticos

Cuando era más joven me tomaba muy en serio a los críticos. Si alguno destrozaba alguna película, libro o actor que me gustase pillaba unos cabreos monumentales. Seguramente fuera cosa de mi inseguridad que necesitase que otros (y los críticos no eran cualquier otro, sino voces autorizadas, expertos que sabían de lo que hablaban) respaldasen mis gustos y mis apreciaciones, pero lo cierto es que más de una vez lo pasé bastante mal leyendo, por ejemplo, las páginas del Fotogramas (que empecé a comprar, y a leer, cuando mis compañeras del colegio pasaban de mano en mano la SuperPop en clase; también yo la leía, que conste, en la época en la que era una revista juvenil para niñas y no eso en lo que se convirtió después… Mejor lo dejo que empiezo a sentirme mayor…).

Por supuesto, esa inseguridad y esa necesidad de aprobación social de mis gustos no se limitaba a las críticas del Fotogramas. Como muchos de mi edad entonces, imagino, ansiaba que quienes me rodeaban aprobasen lo que me gustaba. Cuando me di cuenta de que no iba a conseguirlo (una ha sido rarita desde pequeña), aprendí a fingir y a esconder lo que realmente me gustaba (a Harrison Ford, porque lo normal eran Kirk Cameron, Tom Cruise y Patrick Swayze; a decir que leía las novelitas rosas que leían las demás porque lo de leer novelas de crímenes -de Agatha Christie– a los diez, doce años era perturbador, a no hablar de Star Wars y Star Trek y ese tipo de cosas…).

Con el tiempo una fue ensanchando sus círculos de amigos y conocidos y también sus horizontes. Y si, como en mi caso, tienes la suerte de que tus padres (mi madre, concretamente) te permitan irte a estudiar fuera, el beneficio es aún mayor. Puedes dejar atrás toda esa basura y descubrir (hablo de la era pre-Internet; como decía, me hago mayor) que hay más gente, mucha más gente, a la que le gusta Star Trek y Star Wars, y hablar de ello, que lee cosas mucho más raras que tú (y te las descubren, y empiezas también a leerlas) y que a Harrison Ford no hay por qué esconderlo. Aunque estaría encantada de esconderlo, ya me entendéis…

Y llega un día en que te das cuenta de que los críticos son personas, como tú, ni más ni menos, que su opinión es tan válida como la tuya (o al menos tan respetable, porque hay críticos y críticos…) y que no por el hecho de que consideren algo una obra maestra o una basura tienes que estar de acuerdo con ellos. Ni con ellos, ni con nadie, sea o no crítico profesional. Ellos, como tú, van a ver una película, una serie o leen un libro y cuentan por qué les ha gustado o no. Parece una perogrullada, y tal vez lo sea, pero a veces a muchos se nos olvida que lo que escriben, o dicen, no es más que eso, su opinión, no un dogma de fe. Lo mismo se aplica a los premios. Que algo reciba más o menos premios no lo hace mejor, ni invalida la opinión que uno tenga de lo que ha visto o leído. Es sólo que a esas personas que han votado para ese premio les ha gustado más o menos. Nada más. No obstante, eso no es óbice para que a mí, por ejemplo, me guste que reconozcan a la gente y los trabajos que me han gustado. Porque mi opinión es también válida, pero imagino que a Colin Firth le haría más ilusión un Oscar de verdad que ver ante su puerta a una pirada española con uno de juguete, ¿no?

Y volviendo a los críticos, hay que tener en cuenta a los que escriben (literal o figuradamente) antes de ver o leer lo que critican, los que ya saben si les va a gustar o no y los que escriben sus reseñas seis meses antes de estrenarse lo que sea (como dice Kalimero en su crítica al cierre de la trilogía de Christopher Nolan sobre Batman, que comparto, por cierto, al 99%). Eso tampoco es nuevo, ni exclusivo de los críticos. (Que conste que lo que sigue no está inspirado por una conversación reciente con dos asiduos de este sitio -ya sabéis quiénes sois-; es algo de lo que hemos hablado muchas veces Contradictorio y yo)

Parece que hay gente que se sienta ante una película, o serie, o libro, con un esquema mental preciso de lo que quiere que le cuenten y cómo quiere que se lo cuenten. Y si la película, o serie, o libro, no encaja al cien por cien en ese esquema no les va a gustar, no importa lo que hayan disfrutado viéndola o leyéndolo, ni si les ha entretenido, emocionado, divertido o angustiado. Nada de eso importa. Hay algo aún peor: que haya alguna sorpresa, o giro de guión, o cualquier elemento que no hubieran previsto en ese esquema o que no hayan anticipado mientras veían o leían lo que sea. En definitiva, que les engañen.

A esta gente podría aplicarles una invención (estúpida e inútil, como todas las mías) de mi cosecha: síndrome del lector de Agatha Christie. Los individuos a los que me refiero son de esos que, ante una novela de detectives (vale una cualquiera, pero por mi historial me quedo con la señora Christie), se aplican concienzudamente a la tarea de intentar descifrar la identidad del asesino, desde la primera página (o, más bien, desde que aparece el cadáver). Si el criminal resulta ser quien creían, dirán que la novela les gustó. Si no, acusarán al escritor de tramposo, chapucero o alguna cosa peor.

Esto se puede aplicar a casi todo. Hay personas que se enfrentan a cualquier película, serie o libro tratando desde el principio de atrapar al asesino y otras que preferimos acompañar al detective en su búsqueda de cada pista, en cada interrogatorio, y que aplaudimos los giros y las sorpresas (sin pasarse, claro) porque nos gusta que nos sorprendan, que nos maravillen y que nos engañen. Cuestión de gustos, supongo.

6 comentarios sobre “Críticos

  1. Me pregunto quiénes serán los dos individuos subversivos esos que no te han llevado a estas reflexiones… :p

    Muchas veces el problema es simplemente de lenguaje: no distinguimos «es bueno/es malo» de «me gusta/no me gusta». En los críticos aficionados esto es imperdonable. En los críticos profesionales, depende de cómo argumenten su crítica (por eso son supuestamente profesionales: porque se les presupone criterio y conocimientos para argumentar sus críticas).

    En cuanto a las expectativas previas, yo aquí distinguiría dos tipos de historias (me ceñiré al cine, pero es extensivo a otros medios). Si es una historia original (cuenta la leyenda que Hollywood antes filmaba historias originales), estoy de acuerdo contigo en que las expectativas previas son un lastre que hay que evitar para, entre otras cosas, disfrutar de la película, sus giros, sus sorpresas, etc. En cambio, si se trata de una adaptación (de un libro, un cómic u otra película previa), esas mismas expectativas no sólo son inevitables, es que además son totalmente legítimas, porque hay unos conocimientos previos sobre el personaje, la historia, la ambientación, etc. El cineasta (director, o ejecutivos del estudio, da igual), tiene toda derecho a ejercer su libertad creativa y situarse donde quiera en la escala de fidelidad, desde la fidelidad más absoluta al original hasta el «ligeramente inspirado por». Igualmente, el espectador tiene el mismo derecho a situar sus expectativas en esa escala. Si ambos coinciden, la película gustará. Si no, entonces puede que la sorpresa sea agradable y aceptada, o que no lo sea. Ambas situaciones son válidas, y el espectador que se sienta defraudado si su visión no coincide con la del autor está en pleno derecho de decir «no me gusta», que no es lo mismo que «es malo».

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  2. Yo me sé de uno al que el final de cierta novela le cogió a contrapié, y no le gustó nada de nada (ejem). Y esta novela no era una adaptación. Pero al margen de eso, siempre he tenido claro que ir con expectativas a ver una película es una merma, porque las expectativas vuelan alto y son libérrimas, y rara vez el resultado está a la altura.

    En mi caso, cuando el final de una historia me sorprende o me pilla desprevenido, es algo que valoro muy positivamente (siempre que se mantengan dentro de la coherencia del relato, claro). En el caso de TDKR, que es el objeto de disputa, el final no me sorprende, porque lo he visto cien veces antes en otros tantos blockbusters, lo que me descoloca es el cambio de registro que el film da al final, convirtiéndose en algo más parecido a una película veraniega de Michael Bay que al Batman de Nolan. Algo más burdo que en lugar de intentar deslumbrar al espectador con un guión inteligente, pretende hacerlo con pirotecnia y grandilocuencia.

    Me parece no sólo incoherente con el personaje que adapta (como dice invitadodeinvierno), sino también con el carácter que Nolan ha dado a su saga. De hecho, creo que este cambio de registro es algo objetivo y perceptible por casi todos, el que te guste o no, pues ya depende de cada cual ¿no?

    Pero no niego que las expectativas juegan su papel. Si esta hubiera sido la primera peli de Batman que hubiera visto tras las de Schumacher, estaría flipando en colores.

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  3. Totalmente de acuerdo. En cuanto a las expectativas (aunque siempre lo intento) no puedo evitar que cuantas más críticas negativas he leído sobre alguna obra más predispuesto estoy a que me guste y viceversa… 😛 Por eso procuro no leer muchos análisis previos, o al menos llegar a la obra en un estado 'neutro'. Sobre la última de «El Caballero Oscuro» esto aparecía en Diario de Cádiz el mismo domingo:

    http://www.diariodecadiz.es/article/cine/1313511/cantando/la/guia/telefonica/con/enfasis/wagneriano.html

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  4. Que conste que este post lo tenía a medio escribir, pero me fui de vacaciones y hasta el domingo no me dieron ganas de sentarme a terminarlo. Me animasteis a acabarlo, eso sí 😛

    Es cierto eso de que a veces falta el 'me gusta/no me gusta', que se supone está implícito en la mayoría de los casos, pero en otros convendría explicitarlo. Como digo a menudo, con los gustos no me meto. Puedo compartirlos o no, defender mi opinión si es la contraria, pero sabes que a mí no me va eso que practican muchos críticos de considerar idiotas a aquellos a los que les gusta o no una determinada obra. Tampoco me gusta que me digan categóricamente que algo es 'bueno' o 'malo' sólo porque al crítico en cuestión le pillara de buen o mal humor ese día. No hace falta recordar lo de las cinco estrellas a 'Stuart Little 2'…

    Nunca he dicho que las expectativas no sean legítimas. Por supuesto que lo son. El espectador es soberano, y tiene todo el derecho a esperar algo, a sentirse satisfecho o decepcionado. Lo que digo es que a veces hay quien se sienta ante algo con un guión preciso de lo que quiere ver y, si lo que ve se desvía, se sentirá decepcionado. Lo que lamento es que haya gente que no sepa trascender esas expectativas y disfrutar de algo por sí mismo, sin importar esas esperanzas previas.

    Como dices, en las adaptaciones es inevitable tener esas expectativas. Creo que ya hemos comentado alguna vez lo decepcionada que salí, por poner un ejemplo, de 'La Comunidad del Anillo', versión 'normal', no la extendida, porque, entre otras cosas, toda la parte pre-viaje era demasiado precipitada, como si hubiera transcurrido todo en una noche. Con la extendida eso se arregló, aunque sigo echando de menos a Tom Bombadil y las Quebradas de los Túmulos… (En las otras dos entregas hay unas cuantas cosas más que echo de menos, pero eso no quita para que la trilogía me parezca fantástica)

    Volviendo al tema, insisto en que el espectador tiene todo el derecho a que le guste o no lo que sea, a sentirse defraudado o satisfecho (incluso a decir que le han tomado el pelo, como le ocurre a mucha gente con M. Night Shyamalan, por ejemplo). Sólo digo que si uno se rige demasiado por esas expectativas lo más normal es que a menudo se sienta defraudado.

    No sé si ahora se me entiende mejor…

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  5. Coincido con lo que dices en el primer párrafo (ya me dirás qué novela es esa :P). Las expectativas pueden arruinarte la diversión. La pena es que es difícil controlarlas en ocasiones.

    Insisto, esto no va sobre Batman, jeje, aunque como ejemplo me sirve. Creo que el principal problema de esta película es que viene tras el 'Dark Knight'. Si hubiera venido, como dices, tras 'Batman y Robin', nadie, o casi, tendría el menor reproche. Pero, una vez más, las expectativas estaban por las nubes. Es complicado luchar contra eso.

    Esta tercera entrega no es tan buena como la anterior, claro, pero a mí tampoco me chirría tanto ese cambio de registro al final, que lo hay, y desde luego no me disgusta. Me chirrían ahora mucho más unas cuantas cosas de 'Batman begins', por ejemplo, cuando la pones junto a las otras dos (que conste que 'Begins' me gustó, y no sólo porque viniera después de 'Batman y Robin' :P).

    Yo me lo pasé muy bien con 'The Dark Knight Rises', pero tampoco pretendo convencer a los que salieron defraudados. Ni que me pagara Warner 😀

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  6. Eso me pasa a mí también a veces. Cuando todo el mundo se pone de acuerdo en aplaudir algo, a mí me da una pereza infinita verlo siquiera 😉

    Al señor Colón lo conocemos bien el Invitado de Invierno y yo, jeje. Fue profesor mío en la facultad y trabaja en el mismo grupo que yo. Tras su crítica al 'Dark Knight' (titulada «No se puede hacer filosofía con orejitas de murciélago» http://www.diariodesevilla.es/article/ocio/206663/no/se/puede/hacer/filosofia/con/orejitas/murcielago.html), estaba claro que no le iba a gustar. Vuelve a criticar que con un superhéroe enmascarado no se puede hablar de cosas importantes, que esta Gotham le parece demasiado sosa, que Nolan es un pretencioso que no tiene ni idea de hacer películas 'serias' y las mismas tonterías que escribió hace unos años. ¿Qué se puede decir de alguien cuyos Batman favoritos son los de Tim Burton? 😀

    Al menos esta vez ha sido coherente. Recuerdo que a 'La Comunidad del Anillo' le cascó un 0 en su estreno en cines y un año después, cuando la pusieron por la tele, cinco estrellas. Lo de las críticas de Carlos Colón daría para hacer una tesis, jeje.

    Saludos y gracias por pasar por aquí 😉

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