No es sólo que la gente se ampare en el supuesto anonimato que proporciona internet para expresarse, ni para desahogarse, ni para decir lo que no se atreven a decir a la cara. Es todo eso, sí, pero también que hay muchísima gente sin una pizca de educación. Cualquiera que explore (o sufra, como es mi caso) los ríos de comentarios que se vierten en un medio de comunicación con una audiencia significativa se habrá dado cuenta de que se han convertido en un pozo barriobajero de insultos y despropósitos. Hay excepciones, claro, pero cada vez menos, por desgracia. Ya no se conforman con poner a parir a políticos, empresarios y casi cualquier protagonista de cualquier información (muchas veces sin leer siquiera la noticia; les basta con el titular o ver quién es el protagonista para liberar su bilis), sino que también atacan a quien lo escribe, comenta en un sentido opuesto y, en definitiva, a todo el mundo. Una de las ventajas de los comentarios es que te pueden advertir de que has cometido un error para poder rectificarlo. Antes, en un tiempo no tan lejano, los comentarios simplemente te indicaban que te habías equivocado. Lo arreglabas y punto. Hoy ya no es así. La enmienda viene acompañada siempre de cosas como menuda mierda de periódico/información/periodista, ¿a este dónde le han dado el título?, seguro que es un becario; anda, hijo, a ver si la próxima vez te informas un poco mejor porque no has dado una; ¿y este tiene la caradura de llamarse periodista? y lindezas por el estilo.
Y esa plaga, que antes sufríamos sólo en el periódico (me refiero a aquel en el que yo trabajo, que es el que mejor conozco, aunque imagino que no será un fenómeno único) ahora se ha extendido a los blogs. Cuando escribes un blog en un periódico tu audiencia se multiplica, claro, porque estás en un escaparate por el que pasan muchas personas. Pero también lo hacen los maleducados. Últimamente he tenido unos cuantos de estos comentarios en los dos blogs en los que escribo en el periódico. Sé que a otros autores de blogs también les pasa, lo que pasa es que ellos los filtran e impiden que se publiquen. Yo no. Será que soy masoquista. O que me gusta contestarles y defenderme. Si simplemente los dejo sin publicar implícitamente les estoy dando la razón, o eso es al menos lo que creo. Como digo, he tenido unos cuantos comentarios ofensivos últimamente, con varias IP repetidas, todo hay que decirlo, aunque tampoco quiero ponerme conspiranoica.
En un primer momento pensé en hacer un artículo similar al del neotroll, pero esta gente ni siquiera da para eso. No llegan ni a trolls.
El primero que traigo aquí lo he recibido esta misma mañana, en un post en Redes y cacharros sobre los cambios en Spotify. No voy a volver a escribir aquí lo que dije allí, pero el resumen es que no entiendo que la gente lloriquee por las limitaciones a las cuentas gratuitas en lugar de pagar cinco euros al mes o, simplemente, que es lo que yo hice cuando me cansé de los puñeteros anuncios, irse a otro sitio donde no haya que pagar.
Pero no sigo, que me enredo. Este es el comentario:
…A mi también se me ocurren muchas preguntas, y sólo por poner un ejemplo… ¿no había nadie para escribir un artículo como este que utilice Spotify más amenudo? ¿tu eres un fan de series por internet (que te verás muchas) y me criticas a mi por escuchar música con anuncios?… Quizás eso sea lo que no te gusta a ti, los dichosos anuncios… Pero tal vez un artículo de este calado podría haber recaido en una persona con más conocimiento sobre este programa… “Pelahabas!”
Y mi respuesta:
Con todo el respeto, es un programa para escuchar música por internet, no física cuántica, y Spotify no es precisamente un servicio con demasiadas opciones. Es bastante sencillito, la verdad. Además, no sabía que sólo se puede escribir sobre algo si lo usas intensivamente… No te critico, ni a ti ni a nadie, por escuchar música con anuncios. Digo, y repito, porque se ve que no ha quedado claro, que no entiendo cómo alguien que se autoproclama amante de la música aguanta los anuncios en lugar de pagar o, simplemente, irse a otro sitio sin anuncios (en los comentarios se han recomendado unos cuantos). Y para tu información te diré que utilicé mucho Spotify, al principio. Pero tuve que dejar de usarlo. Por cierto, intuyo que el uso del término ‘pelahabas’ pretende ser un insulto. ¿Qué es lo que crees que significa?».
Pero la cosa se pone mejor cuando saltamos a mis artículos sobre Fórmula 1. Estas son algunas de las perlas recibidas en este texto sobre el Gran Premio de Malasia:
Típica basura de un fanático alonsista que no busca información verídica sino que adorna sus prejuicios y complejos como si fueran hechos. Hubiera bastado con decir que el enfrentamiento entre Alonso y Hamilton fue de lo mas emocionante en la carrera y que ninguno de los dos se merecieron una sanción. Lo de meter cizaña a Hamilton esta muy, pero que muy, trillado.
Mi respuesta:
Pasan cosas raras cada vez que él se ve envuelto en un incidente, accidente o como queramos llamarlo. Y siempre sale beneficiado (o alguien más sale perjudicado además de él, como es este caso). Hay unas cuantas normas en el reglamento incluidas gracias a trastadas del piloto de McLaren. Y quien no vea eso, Riccardo, es que está viendo otro Mundial, no tiene demasiada idea de esto o simplemente está cegado por su amor por el inglés. Que cada uno escoja la opción que prefiera. Por cierto, si la tienes, estaré encantada de leer esa ‘información veraz’ que dices que no he buscado. No me importa que consideres lo que escribo una basura (cada uno tiene su opinión), pero sí que me llamen ‘fanática alonsista’ (no es el caso; no soy fanática de nada, y mucho menos de nada que tenga que ver con el deporte) o mentirosa (porque es eso lo que querías decir cuando has aludido a mis supuestos prejuicios y complejos, ¿no?)».
Y otro más en el mismo post:
Basta ja con este chulesco tono de Alonso…y este nacionalismo estupido que consiste en apoyarlo cual que sea su situación…y lo que diga… este piloto no vale el mismo que iba a ser campeón con este constructor…nada…de nada..el tio esta acabado…hay que reconocer que no es, ni mucho menos el mejor.. y hasta..Bruno.
Y mi respuesta:
No sé qué es peor, Bruno, si el nacionalismo estúpido o el antinacionalismo estúpido, porque por desgracia la mayoría de los que atacan a Alonso ahora (no digo que sea tu caso) lo jalearon cuando ganó su primer mundial, ‘porque era español’. Con el segundo ya empezó a ‘cansar’ a muchos de esos ’seguidores’, que directamente ahora lo ponen a parir cada vez que pueden. Puede que meterse con Hamilton esté ya muy visto (será porque siempre da motivos para ello), pero criticar por criticar a Alonso, también».
A esto también aportó Contradictorio su granito de arena, vía chat:
O sea, que yo me entere, que si te gusta Alonso como piloto, aunque seas de Swazilandia, eres un nacionalista estúpido. Y que para comentar hay, sobre todo, que tener bajos conocimientos de ortografía y gramática, ¿no?».
Y yo le contesté:
Sí, ese es el requisito. Viene en las instrucciones para dejar comentarios: «Si escribe correctamente, absténgase de manifestar su opinión; de hecho, márchese de internet, snob de las narices, y póngase a leer uno de esos libros aburridos sin dibujos ni nada que tanto le gustan. Gilipollas».
Pero el peor comentario que he recibido hasta ahora (aunque como va la cosa fijo que llegará otro que lo mejore) fue este, en el post sobre el Gran Premio de Australia, firmado por un tal Carlos. No se llama Carlos, claro, ni su correo es as@asd.com (¿no os cabrean los tipos que ni siquiera se molestan en inventarse una dirección que parezca real?):
Sinceramente, quedas eximida/o de comentar más carreras, lo único que nos ha quedado claro es que eres una trasnochadora, que levantaste tarde y presumiblemente con resaca, y que tu marido hizo nosequé con el dedo, que supongo que se labaría antes de comer porque a saber donde acabó el susodicho. La carrera sin ser magnífica fue bonita, supongo que eres una fanática de Alonso y si no gana la carrera es un toston. Pues bien a mi me encanta Alonso es el mejor de la Parrilla y verlo remontar desde la 9 a la 4 plaz fue bastante para la primera carrera. Ferrari deba de implementar el morro flexible».
Le respondí, claro:
Estimado Carlos, gracias por eximirme (soy una mujer, por cierto, como así indica mi firma) de comentar las carreras, pero creo que lo seguiré haciendo, si no le importa. No es asunto suyo, pero no bebo. Y trasnocho porque salgo tarde de trabajar, normalmente de madrugada, aunque eso tampoco sea asunto suyo. Si no entendió la broma del dedo, lo lamento (lavar es con uve, por cierto). No, no acabó en ninguna parte que precisase un lavado (gracias por interesarse por mi vida privada) pero sí, mi marido se lava siempre las manos antes de comer, y después, aunque esto tampoco sea asunto suyo. La carrera fue un tostón. Esa es mi opinión, tan respetable como la suya, ni más ni menos. No, no soy una fanática de Alonso. Me gusta, sí, y prefiero que gane, pero no mido mi entusiasmo o interés, por suerte, en función de lo que haga Alonso».
Me quedé con las ganas de decirle por dónde podía meterse el morro de Ferrari (no tengo glamour, pero sí clase; desde luego más que este imbécil), pero igual ya lo ha hecho y por eso pide que pongan uno flexible…
De verdad que la gente es muy dañina. Yo para eso no ando ni comentando. Es vergonzoso hacia dónde se conduce la humanidad. Y temible.
Me gustaMe gusta
Un amigo mío lo llama 'gente de mala calidad'. Y creo que tiene razón. Yo sigo sin comprender cómo alguien puede perder el tiempo en dejar un comentario en un sitio únicamente para poner a parir a quien lo escribe. No tengo problema con la gente que no está de acuerdo con lo que digo, evidentemente, pero ¿qué necesidad hay de ofender?
A mí me da mucha pena, la verdad, y se me quitan las poquitas ganas que tengo de escribir, que tampoco son muchas últimamente, la verdad…
Gracias, como siempre, por pasar por aquí, niña 😉
Me gustaMe gusta