Al principio te escudas en el trabajo y la consiguiente falta de tiempo libre, que te ha obligado a decidir cada noche si quieres leer o ver series porque ambas actividades y la intención de levantarte cada mañana más o menos pronto no son compatibles. Entre el trabajo y las tareas cotidianas (domésticas o no), los días laborales son un infierno por el que te arrastras hasta llegar a los días de descanso, en los que haces cualquier cosa menos descansar, pero el tiempo es tan escaso… Y mientras tanto no atiendes a tu familia como deberías, y mucho menos a tus amigos, y encima los libros de la UNED te miran suplicantes desde la estantería del salón, rogando para que este año les hagas un poco más de caso y no te limites a presentarte a exámenes que apruebas (con nota), presencialmente y hasta por teléfono.
Pero el tiempo no es el único factor. Honestamente, tampoco tienes ganas de sentarte a escribir, de pensar en algún tema, elaborar un artículo al respecto, buscar fotos, enlaces, un título y hacerlo todo de un modo que resulte atractivo para quien pase por aquí.
Y luego está el hecho de que no se te ocurre nada sobre lo que escribir.
Cuando hablaste de la norma que va a obligar a los blogueros a indicar si lo que escriben está o no patrocinado pensaste en hacer algo sobre el código de conducta en redes sociales que algunos medios y agencias (Washington Post, Wall Street Journal, New York Times, Associated Press…) han decidido imponer a sus redactores, a los que consideran una mera extensión de la marca para la que trabajan y una voz suya en cualquier red en la que participen, así que deben «renunciar a algunos de los privilegios personales de los que gozan los ciudadanos privados» y evitar relacionarse con sus fuentes, manifestar su filiación ideológica, religiosa o deportiva, no desvelar noticias ni comentar nada que afecte a su empresa y hablar y escribir siempre como si estuvieran en la redacción, con un tono y lenguaje apropiados. Piensas en decir algo al respecto, pero no quieres volver a cabrearte ni que te salga otro post combativo, aunque crees que la medida es bastante reaccionaria y que elimina la frontera entre lo profesional y lo personal porque entiende que los redactores pertenecen a un medio determinado, algo que podría aceptarse en el caso de los ejecutivos, jefes o cargos de confianza (e incluso en los que tengan contemplado en sus nóminas un plus de disponibilidad), pero que en el caso de los redactores de base es una barbaridad.
Pero no escribes nada. Dejas pasar los días hasta que la noticia ya se ha vuelto antigua y te olvidas del tema.
Vas a ver Ágora, y piensas que que podrías escribir algo sobre ella. Pero no te apetece, porque no te ha gustado, ni disgustado, ni nada. Te ha dejado igual, y crees que eso es lo peor que se puede decir de una película, que no te ha hecho sentir nada, peor incluso que decir que te has aburrido. Te han gustado todas las películas anteriores de Amenábar, pero esta te ha dejado fría, porque es gélida. No la historia, que es interesante, sino la forma en que está contada. Se te ocurre que el problema está tal vez en que ha querido abordar demasiadas cosas (ciencia, fanatismo religioso, machismo, esclavitud, ambición…), pero sin centrarse demasiado en ninguna. Viste a Hipatia y su supuesto amor por la ciencia mostrado en apenas un par de secuencias que debían haber sido vibrantes, pero no lo eran. Viste a cristianos, judíos y paganos peleando y matándose, y te dio igual, y hasta tuviste que reprimir una sonrisa cuando un grupo embosca a otro y lo apedrea, porque te acordaste de la secuencia de la lapidación en La vida de Brian (sabes que eso es culpa tuya, que no tienes la cabeza bien, así que no responsabilizas de ello a Amenábar).
Y al final no escribes nada, porque tienes muy poco tiempo libre para perderlo diciendo que una película te ha dejado igual.
Entonces, se te ocurre decir qué te están pareciendo las tropecientas series que estás viendo. No tienes la disciplina de hacerlo semanalmente, como hace Kalimero, ni las ganas de escribir un comentario sobre cada una de las series, por mucho que te preguntes por qué sigues viendo CSI y Anatomía de Grey (instaladas en una sosez puede que irreversible); que te aburras, a tu pesar, con Dollhouse (tanto que piensas si no sería mejor que la cancelasen ya); que te sigas riendo con The Big Bang Theory y How I met your mother (sobre todo con la primera, gracias a momentazos como el experimento pavloviano de Sheldon con Penny o el Eye of the tiger); que sigas pasándolo bien con Bones y Castle; que te haya encantado el arranque de House (sobre todo el primer doble episodio, que debería recibir ya un par de premios), que puede que dé respuesta a si House es un gran médico por su dolor, su adicción a la Vicodina y porque es un miserable o si es un genio y punto; que estés disfrutando muchísimo cada episodio de Fringe y que te esté gustando Flash Forward, a pesar de que casi todo el mundo la esté poniendo a parir (temes que de nuevo se deba al síndrome lostiano o lostitis) y de que insistan en repetir una y otra vez las visiones (nos acordamos, de verdad; seguid adelante), aunque esperas que dejen de hacerlo.
Pero al final tampoco escribes de eso, y dejas pasar diez días sin poner nada nuevo en el blog, quizá porque, en realidad, no tienes nada que decir.
Pues para no ocurrirsete nada ni tener tiempo ni ganas has escrito un post muy largo, no? xDDD
Pd: yo tampoco sabía que tenía disciplina para esto de bloguear, las cosas que aprende uno con la edad jejeje
Saludetes.
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Es que, cuando me pongo, me enrollo tela, jejeje.
Mi admiración por la disciplina es sincera. Me maravilla que haya gente que se proponga (y lo cumpla) escribir un artículo diario, semanal o con la periodicidad que sea, sobre todo en esto, que no deja de ser algo que se hace por gusto y en lo que no entran obligaciones, por ejemplo, laborales.
PD: Me alegro de que hayas descubierto que eres disciplinado 😉
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Esto va a por rachas y cuando tienes una época de sequía, no hay nada de que preocuparse, solo esperar a que vuelvan a entrar las ganas. Creo que nos pasa a todos, a mí por ejemplo hay días que me tiraría todo el día escribiendo porque tengo mil cosas para hablar y otros que tengo tiempo para ello, no se me ocurre nada de nada y en estos casos, no te queda otra cosa que esperar hasta que te aparezca una idea.
Esto es un hobby y como tal, solo tienes que hacerlo para disfrutar 😉
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Va por rachas, es cierto. A mí me suele pasar que cuando tengo un tema sobre el que me apetece escribir y ganas de hacerlo no tengo tiempo para ello, y que cuando tengo tiempo no se me ocurre nada que contar o no tengo ganas de sentarme a escribir.
Al principio de tener el blog sí me agobiaba más por dejar pasar muchos días sin publicar nada, pero con el tiempo me he ido relajando. Como dices, esto es un hobby y hay que disfrutarlo. Gracias por el consejo 😉
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Tengo algo que decir! Tengo algo que decir!
I love you!
Es lo único que cuando digo sé que no pierdo el tiempo (incluso aunque estés casada XD)
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Hola, jeje, cuánto tiempo. ¿Cómo estás? ¿Todo bien?
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Todo genial, me voy a Granada este finde a disfrutar de la vida!
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Di que sí 😉
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los que tienen agorafobia… ¿pueden ir a ver la de amenabar?
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Jeje. Creo que sí, aunque personalmente no se la recomendaría. Demasiados espacios abiertos (Google Earth incluido).
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