En realidad esto no es una continuación, sino un añadido con una anécdota de la que me olvidé el otro día y que sirve para completar el retrato del superperiodista. Como otros muchos, SP escribió sobre la muerte de Julio Alonso (yo también lo hice, pero no en horas de trabajo; así de tonta soy). En el texto en cuestión, en la línea de lo que suele escribir, hablaba de «todas las enseñanzas que me transmitió» alguien a quien llamaba «un amigo, un maestro y un compañero» a pesar de que coincidió con él «cinco veces a lo sumo». Creo que con esta confesión, que hace en la primera línea, queda invalidado casi todo lo que escribe después, así que no me detendré mucho en ello, sino en el hecho de que, víctima de su desmedida ansia de notoriedad, incluyó un enlace a su obra en el mensaje de pésame que mandó al hijo del fallecido a través de Twitter.