La forma de irse

Desde hace meses sabemos que por todo el mundo están esquilmando las redacciones o directamente cerrando periódicos, en algunos casos centenarios, por culpa de una crisis que, supuesta o no, ya ha dejado a millones de personas por el camino. Sabemos que la crisis económica de la prensa ha llegado a España, que en El Mundo, El País, Vocento o el Grupo Zeta hay recortes (y puede que en un futuro no muy lejano cierres), que han caído hasta los gratuitos (ya lo hizo Metro y pronto lo hará ADN) y también sabíamos que no faltaba mucho para que llegase a las puertas de nuestras casas. La cosa comenzó en enero, con algunos despidos y muchas no renovaciones, continuó la semana pasada con la supresión de las redacciones andaluzas de ADN (las mesas vacías que hasta hace unos días ocupaban sus redactores son un silencioso recordatorio de que las cosas no van bien) y ayer tuvo su episodio más dramático, hasta ahora, porque parece que esto no ha hecho más que comenzar.

Imagino que, por mucho que creamos que las decisiones de recortar las plantillas se toman con profesional frialdad en salas oscuras llenas de humo, la misión de los encargados de poner nombres y rostros a los que han de irse no debe de ser fácil, ni tampoco debe de serlo comunicar la noticia a los despedidos. Como en casi todo, aquí las formas también son importantes, y lo digno, lo elegante y lo correcto es que esa comunicación sea cara a cara, porque en determinados sueldos va tanto poner nombre a los recortes como decir a la cara que tu nombre está en la lista.

Pero no voy a abundar mucho en ello, ni en la crueldad de hacer público varios días antes de que se oficialicen los despidos que hay una lista de descartes, ni en el cómplice silencio con que los periódicos seguros del grupo (al menos por ahora, porque como digo, esto no ha hecho más que empezar) han asistido impasibles a la masacre en los periódicos más débiles (no hace mucho invocaron el poema falsamente atribuido a Brecht -abundando en el error de la atribución, además-, para convencernos a todos de que determinadas medidas de la dirección ponían en peligro a los compañeros de diseño; dichas medidas fueron perjudiciales para los compañeros de diseño, pero para los de los demás periódicos; cuando se supo que los suyos estaban a salvo, callaron).

De entre la larga lista de profesionales que ayer perdieron sus puestos de trabajo hay uno cuyo despido me dolió especialmente, por motivos personales y porque creo que era, con diferencia, el profesional más valioso de la lista. No voy a explayarme con ninguna de las cosas que menciono más arriba porque prefiero recordar cómo se despidió él en Facebook (a veces no es tan demoníaco, después de todo), con la elegancia y la sobriedad que siempre le han caracterizado y que tantos otros nunca tendrán:

Un final es siempre, también, el principio de otra cosa. Es sólo que a veces no sabemos de qué. Ha sido un privilegio y un honor».

Desde aquí quiero dedicarle, a él y a todos los que ayer se fueron, un tema cuyo título, creo, es apropiado: The shape of things to come. Un abrazo a todos.

Actualización: Así lo viví yo…, por El invitado de invierno.

4 comentarios sobre “La forma de irse

  1. No desepere usted, que el diario nodriza del grupo sin duda va a tener su ración de sangre en breve.A mi lo que me molesta de esto es que cuando cayeron colaboradores y temporales -en el diario nodriza también- los del comite de empresa se limitaron a lloriquear, pero cuando tocaron a los que están dentro del sistema es cuando han decidido movilizarse. Y es que creo que el sindicalismo se ha quedado obsoleto, pues no contemplan proteger a las nuevas categorías laborales extramuros de los contratos. Tal y como está se ha quedado para que los indefinidos tengan más paga y días libres por fin de semana trabajado, y cuando el agua llega a primera clase no se han percatado que los de tercera llevan tiempo ahogados y les pilla sin reflejos. Además que ver a algunos periodistas, tan embebidos de su misión cívico social despúes de haberse tragado tropecientas veces «Todos los hombres del presidente»; jugar a los sindicalistas es como ver a Chiquito de la Calzada interpretar Hamlet.En cualquier caso, lamento sus perdidas laborales, pero no sienta piedad por los que tienen que tomar las decisiones. Yo también, aunque colaborador como usted sabe del diario nodriza, he perdido en la purga de temporeros a una chica con la que hice buenas migas. Y es que además del cabreo social, tienes la sensación de que te quitan cosas preciadas de tu vida. Y hermoso tema, por cierto. Nunca supuse que una serie de ciencia ficción pudiese albergar tanto lirismo.

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  2. Sé que eso va a llegar, y que cada vez queda menos, por mucho que los que me rodean sientan que la cosa no va con ellos, o con nosotros.Lo que dice de los colaboradores y trabajadores temporales es totalmente cierto. A nadie le importó porque no tocaban a ninguno de los suyos. Con la primera criba, como digo, pasó lo mismo. Todos comentaban, aliviados, cuántos habían echado en los demás periódicos, pero como quien habla del tiempo o del fútbol.Y esta semana no dicen nada.No me gusta el sindicalismo, ni los comités de empresa, porque como dice sirven para proteger a su gente (no en vano en ellos suelen estar los que corren más riesgo de ser despedidos), no a los más débiles y, por supuesto, nunca tienen en cuenta los méritos profesionales.No es que sienta piedad, sólo quiero pensar que a los que toman estas decisiones les duele, aunque sea un poco, porque si no es todo aún más desolador.Siento también su pérdida, y también tiene razón en eso de que nos quitan parte de nuestra vida. En todo el tiempo que llevo en el diario nodriza apenas he hecho buenas migas con nadie, pero allí sí que dejé algunos buenos amigos y sigo sintiendo que aquel periódico es más mío que éste.Ahora que ha terminado, tengo que escribir algo sobre ‘Galáctica’, que, aunque esté muy trillada la expresión, es mucho más que una serie de ciencia-ficción y que encarecidamente le recomiendo.

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