A pesar de que durante su última etapa trabajamos en el mismo medio, la verdad es que no coincidí mucho con él. Conocía su prestigio, que era un maestro en este humilde arte de hacer periódicos, impresos o digitales, que participó activamente en todos los grandes momentos de la historia reciente de este oficio, y que siempre sabía lo que se hacía, lo que decía y lo que escribía, aunque reconozco que alguna vez puse en duda alguno de sus planteamientos, importados de la prensa estadounidense pero en la práctica poco aplicables a la realidad del grupo en el que trabajó sus últimos años y en el que sigo haciéndolo yo.
La pasada madrugada murió Julio Alonso, a los 69 años, tras luchar durante cinco años contra un cáncer que le devoraba físicamente pero no anímicamente, o al menos así lo parecía. Las últimas veces que lo vi, aunque era más que evidente que su estado físico era cada vez peor, nunca tuvo un mal gesto, una mala palabra, ni perdió esa innata elegancia que poseen sólo unos pocos privilegiados, ni sobre todo las ganas de hacer cosas. Julio Alonso era un señor, y una persona encantadora, y eso es tan importante como sus muchos méritos profesionales. Descanse en paz.
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Ha muerto un periodista con las botas puestas – Ignacio Martínez
Homenaje a Julio Alonso – Periodistas 21
Julio Alonso, amigo, compañero, maestro – Fernando G. Urbaneja