Hay muchas formas de contar la historia de un niño indio criado en las calles, entre suciedad y miseria, que ha visto el asesinato de su madre, ha caído en garras de proxenetas de la mendicidad, se ha salvado, por poco, de que le saquen los ojos, ha sido traicionado por su propio hermano, ha escapado de las garras de mafiosos, ha sido torturado por la policía, engañado por todo aquel que le ha ofrecido una mano y ha perdido y recuperado varias veces al amor de su vida.
Hay muchas formas de contar una historia así, pero es difícil hacerlo sin caer en el sentimentalismo barato que sólo busca la lágrima fácil y la hipócrita culpa en el espectador que, desde el otro y cómodo lado del mundo, piensa que tal vez debería hacer algo por salvar a esos niños. Y es aún más difícil darle un final feliz a una historia que, en la vida real, probablemente no acabaría bien.
Y por todo eso Slumdog Millionaire es una de las mejores y más emocionantes películas que he visto en mucho tiempo, porque Danny Boyle es capaz de contar esa historia evitando todas esas trampas y usando como pretexto la participación de su protagonista en el concurso ¿Quiere ser millonario?
Jamal, el chico del té de una compañía telefónica, llega hasta la pregunta final sin fallar una sola respuesta, y la (interesada) sospecha del presentador del programa de que hace trampas lo lanza a las garras de una policía que no duda en golpearle ni en freírle con una batería eléctrica para que confiese dónde está el truco. Pero no hay truco. Jamal sabe todas esas respuestas, no porque haya estudiado, sino porque la vida, a golpes, se las ha ido enseñando. Y así es como conocemos la historia de Jamal, su trágica infancia, su no más fácil adolescencia y cómo ha estado buscando durante toda su vida a Latika, la niña a la que, por culpa de su hermano, tuvieron que dejar hace mucho atrás y por la que se apunta al concurso, porque piensa que ella lo verá.
Todo en Slumdog Millionaire es impecable, desde la dirección al guión, pasando por el montaje, la banda sonora y, por supuesto, las interpretaciones de unos actores (tanto los niños como los jóvenes) que emanan verdad en cada mirada, cada gesto y cada palabra.
La de Slumdog Millionaire no es una de esas historias más grandes que la vida, hechas para pasar a los anales de la Historia del Cine, y puede que el domingo salga del Teatro Kodak sólo con algún premio menor, o con ninguno, pero quién sabe, a veces las historias que están destinadas a acabar mal tienen un final feliz.
(‘Slumdog Millionaire’ está nominada a diez Oscar: Mejor Película, Dirección, Guión Adaptado, Montaje, Fotografía, Banda Sonora, Canción -dos candidaturas en este apartado-, Sonido y Efectos de Sonido).
¿Algún premio menor??? Pero si se va a llevar, como mínimo, película y director, más guión (me imagino) y algún que otro técnico! >>A mí la película me gustó pero no me flipó. Entendí que tenía un pulso muy particular, muy bien llevado. Estoy de acuerdo contigo en que Danny Boyle se mete por el camino inteligente y le sabe dar las vueltas necesarias a la historia (me apasiona, esto sí, la estructura narrativa de la película) pero hay otros momentos que me saben a vistos, en especial, cuando la historia se toma en serio el drama. De todas formas, no negaré que pasé un rato más que agradable y que todos los actores están brillantísimos (por poner un adjetivo rimbonbante). Te acabo de hacer un resumen de la crítica que hice para Kane3, ea. 😛
Me gustaMe gusta
Digamos mejor rimbombante en lugar de rimbonbante… Es lo que tiene escribir cerca de las 3 de la mañana… 😛
Me gustaMe gusta
Si es que no son horas, payo 😛>>A ver, no digo que no vaya a ganar, ojalá que lo haga, sólo digo que puede que no gane. >>Creo, como ya he dicho, que aun en los momentos en los que, como dices, se toma en serio el drama, aporta un punto de vista nuevo a tantos y tantos filmes en los que se abordan temas parecidos, sin caer nunca en ese sentimentalismo del que hablaba. Y, a pesar de sus muchas cualidades técnicas, a mí me ha gustado no sólo por todo eso, sino porque me ha ‘llegado’ como hacía mucho que ninguna película lo había hecho.
Me gustaMe gusta