No soy mucho de tradiciones, de hacer algo sólo porque todo el mundo lo está haciendo y por eso hay que hacerlo cada año o con la periodicidad que sea. Pero pese a que prefiero participar en otro tipo de eventos que unen, no exactamente en el mismo momento, pero casi, a personas de todo el mundo que voluntariamente se apuntan a ellos, no porque lo diga el almanaque (los estrenos multitudinarios de Star Wars o Indiana Jones o de las temporadas de Perdidos serían un buen ejemplo), este año, como todos los demás, terminé comiéndome las uvas, más por el por si acaso que porque realmente crea que comérselas o no o hacerlo o no con el ritmo correcto determine la suerte de todo el año entrante.
Tras la cena vino el también clásico apoltronamiento televisivo en el sofá (tenemos en casa contenidos audiovisuales más que suficientes para amenizar cualquier velada, pero no había visto el episodio de Bones que pusieron en La Sexta, así que lo vimos) a la espera de que llegasen las campanadas, un interludio que confiamos a Buenafuente. Elegimos mal. En compañía de Berto, El Follonero, Corbacho y compañía, perpetró uno de sus peores programas, más una colección de saldos de temporada que un verdadero especial de fin de año. Al menos no duró mucho, aunque no sabemos cómo dieron las campanadas, porque segundos antes la falta de confianza en su rigor campanero nos llevó a La 1, con Anne Igartiburu y Carlos Sobera (yo quería poner Canal Sur, más que nada porque sé bastante bien cómo suena el reloj de Las Tendillas, pero mi marido se negó). No sé quién las presentaba en el resto de cadenas, ni me importa, porque todos suelen ser un asco.
Mientras meditaba (tampoco mucho, la verdad) sobre lo lamentables que son las nocheviejas en la televisión española me topé con este texto de Gúdtivi en el que Mauro revindica un fin de año para adictos a las series yanquis que podrían presentar Tina Fey y Neil Patrick Harris desde Central Park y que el día 1, bien tempranito, estaría listo para descargar, con subtítulos incluidos. Desde aquí nos sumamos a la propuesta y ofrecemos nuestro apoyo incondicional a cualquier campaña o iniciativa al respecto, porque nos merecemos una Nochevieja mejor.