Entrevistados de ‘atrezzo’

Una de las críticas recurrentes a Lo + plus (hablo de los buenos tiempos, los de Máximo Pradera y Fernando Schwartz, no del circo en el que se acabó convirtiendo después) era que nunca dejaban hablar a los entrevistados. Tanto les criticaban que acabó por ser una broma habitual del programa, aunque lo de no dejar hablar a los entrevistados ni empezó entonces ni terminó con ellos. Pasa en todos los ámbitos de los medios de comunicación, aunque es más evidente en la radio y, sobre todo, en la televisión (en prensa también se hace, con la circunstancia de que el periodista tiene mucho más tiempo para introducir enrevesadas preguntas para lucirse, una vez documentado, aunque durante la entrevista en sí apenas abriese la boca).

Salvo los programas de entrevistas (hay varios ejemplos, desde los de Jesús Quintero a los Cara a cara de CNN+), los entrevistados son en la mayoría de los casos mero relleno, especialmente en los programas de variedades, desde los magacines a los humorísticos.

Nunca he hecho televisión, pero supongo que debe de ser difícil mantener el ritmo de un programa para que no cunda el desinterés entre los espectadores, más si se emite por la noche, pero seguro que no es necesario meter un chiste, aunque sea con calzador, cada dos minutos para mantener al público despierto, algo que le pasa a menudo a Buenafuente y también a su relevo estival, que conduce Berto.

Que lo hagan con invitados de medio pelo o que no me interesen me da igual, pero no que lo hagan con aquellos a los que me gusta escuchar. Esta semana le ha tocado a Carlos Pumares.

Sé que hay mucha gente a la que le cae mal, pero a mí me interesa lo que dice (aunque a veces no esté de acuerdo), aunque la otra noche no pudo decir demasiado entre los chistes de Berto y las falsas consultas telefónicas. Pese a tanta interrupción, le dio tiempo a soltar una pulla contra Ciudadano Kane (nadie escucha aquello de «Rosebud»), los editores de DVD que sólo incluyen subtítulos en portugués o el cine español, momento que aprovechó para pedir la inclusión de una casilla en la Declaración de la Renta en la que se nos pregunte si queremos o no financiarlo con nuestros impuestos (creo que la medida, en el improbable caso de llevarse a cabo, terminaría por hundir la cinematografía patria).

Por si hay alguien más que se quedó con ganas de escucharle, aquí va la dirección de su blog, en el que escribe y también habla.

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