Estamos acostumbrados a los deslices de los periodistas deportivos, sobre todo en las narraciones de los partidos, en las que, tiki-takas aparte, se le puede colar a alguno (a Carlos Martínez el otro día, concretamente) cosas como que Croacia y Turquía son ciudades. Por eso ya apenas me asusto y veo los partidos con el rotulador rojo mental desconectado, aunque sí que me dé cuenta de alguna que otra cosa, como el verbo encimar que anoche Manu Carreño usó no en una, sino en dos ocasiones. Como pensé que era una barbaridad, me dediqué durante el resto del partido a descojonarme del palabro con mi futuro marido, preguntándonos si venía de encima o si en realidad consistía en atizarle a alguien con una encimera o convertirlo en enzima.
Pero en el breve intervalo que separó el tiempo reglamentario de la prórroga, mi inminente cónyuge subió a por el Diccionario de la RAE y, con estupor, sorpresa y un punto de rabia, encontró esto:
encimar. (De encima).
1. tr. Poner en alto a alguien o algo. U. t. c. intr. 2. tr. Poner a alguien o algo sobre otra persona o cosa. U. t. c. intr. 3. tr. En el juego del tresillo, aumentar la apuesta. 4. tr. Bol. y Col. Añadir, dar encima de lo estipulado. 5. tr. ant. Acabar, terminar, dar cima. 6. prnl. Dicho de una persona o de una cosa: Elevarse o levantarse a mayor altura que otra o sobre ella. 7. prnl. Dicho de una persona: Echarse contra algo, acosarlo.
Lejos de disculparme con Manu Carreño, lo que hice fue preguntarme cuántos palabros horribles más esconderá ese tocho que de un plumazo ha pasado de ser referente y amigo a convertirse en refugio de palabras espantosas.