No son los años, las canas, las arrugas y los achaques los únicos indicadores de que nos hacemos mayores. El síntoma tal vez más certero de que los años nos atrapan es la marcha de aquellos a los que queremos. Perdemos por el camino a amigos y familiares, y también perdemos a esos otros que, desde la distancia que impone la pantalla, nos han acompañado desde que tenemos memoria. Hace unos meses se nos fue Jane Wyman, la eterna Angela Channing; después se apagó la voz de Fernando Fernán-Gómez, y ayer nos dejó Roy Scheider.
Pese a sus muchas diferencias, los tres comparten eso que los cursis llaman memoria sentimental y que no es más que provocar, al morir, el sincero lamento de quienes, sin conocerles, les hemos querido.
Yo no había nacido cuando se estrenó Tiburón, así que me tuve que conformar con ver en la tele del salón los ímprobos esfuerzos del jefe de policía Martin Brody por mantener a salvo del terrible tiburón blanco a los habitantes de Amity, pero a pesar de las reducidas dimensiones de la pantalla tuve más que suficiente para admirar a aquel hombre y caer rendida ante aquella historia fascinante.
Roy Scheider hizo mucho más aparte de Tiburón. Participó en casi un centenar de trabajos, entre cine y televisión, y también protagonizó la maravillosa All that jazz. Pero lo primero que todos pensamos cuando supimos que se había ido fue que había muerto el jefe Brody. Y por eso le echaremos de menos. Descanse en paz.
Roy Scheider fue grande, no tengo dudas sobre eso. Y me alegra mucho saber que no será recordado por sus últimos olvidables papeles, sino más bien por haber viajado hasta Júpiter para encontrarse con Hal o por haber comandado el más espectacular submarino que se recuerde desde el Nautilus (el SeaQuest, ¿cuál si no?). Tampoco tengo dudas sobre esto. La única duda que tengo es… ¿qué frase suya es más famosa? ¿»¡Todo el mundo fuera del agua?» o… «Necesitamos un barco más grande»?
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A mí la que más me gusta es «¡Todo el mundo fuera del agua!», aunque sabes que no es necesario tener una ‘frase’ para ser recordado, a veces ni siquiera tener un nombre, porque si en un periódico o informativo sale sólo su nombre, sin poner su foto o decir «el de ‘Tiburón'», nadie sabría quién es. Y eso es, extrañamente, triste y gozoso al mismo tiempo.
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hola>>me pasaba a mirar tu blog!>>>me gusto mucho.>>>>pasate por mi blog>>>http://nosepuedecreer.obolog.com/>>>gracias!
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Gracias por la visita.
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