Volvemos a la normalidad, esto es, a la gris y tediosa rutina laboral, aderezada con complementos como el fin de las entrañables (y soporíferas) fiestas navideñas o el secreto placer de martirizar con mis tonterías a mis pocos pero fieles lectores.
Regresamos, y lo hacemos espoleados por algún comentario que de forma nada sutil reclamaba la vuelta a la actividad de este humilde rincón y por la sorprendente noticia de la cancelación de la ceremonia de entrega de los Globos de Oro.
Ya sé que un buen (y malicioso) amigo me criticará soterradamente porque hablo mucho de la huelga de los guionistas norteamericanos, pero qué le vamos a hacer, es un tema que me interesa. Soy perfectamente consciente de que la mayoría de la población (de este país y de los demás) apenas va al cine, que sólo ven en la televisión culebrones, comedietas de tres al cuarto y realities, que no se descargan series de Internet, que no ven casi ninguna de las que veo yo, que aborrecen la perspectiva de leer en la pantalla otro cartel que no sea el de los títulos de crédito (es un decir, sabemos que no los leen) y que nada saben ni nada les importa la huelga de los guionistas porque sus familiares y queridas cadenas de televisión siempre les proveerán de horas y horas de entretenimiento (más o menos vacuo) con sólo encender un botón.
Sé todo eso, y la verdad es que me trae al fresco. A mí si me interesa la huelga, me interesa porque mis series favoritas (las que veo cuando quiero, sin esperar a que las emitan aquí, meses o años después, mal dobladas, peor programadas y mutiladas por la publicidad) desaparecen, algunas antes de tiempo y otras para siempre. Me interesa porque por culpa de esa huelga, y después de casi un año de espera, sólo vamos a ver ocho (hay quien dice que sólo serán seis) episodios de la cuarta temporada de Perdidos (que ya de por sí era corta porque el plan original era emitir 16) antes de un nuevo parón de casi otro año. Y me interesa porque la estela de las protestas ha llegado ya a los Globos de Oro.
El paro de los escritores, cuyo sindicato se ha negado a autorizar la participación en la gala de ninguno de sus afiliados, ha llevado a la cancelación de la entrega de los Globos de Oro. A la huelga de los guionistas se han sumado las muestras de solidaridad de sus compañeros actores (que, junto a los directores, deben sentarse en verano a negociar la renovación de sus convenios), que han manifestado públicamente (al menos aquellos afiliados a su sindicato) que no acudirán.
Ante la posibilidad de encontrarse una platea sin estrellas y un escenario sin premiados, la NBC (cadena que retransmitía la ceremonia) decidió renunciar a su emisión por televisión, lo que ha llevado a la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood a renunciar también a la gala. Los Globos de Oro se entregarán el domingo, como estaba previsto, pero no lo harán en una bonita ceremonia en la que además se homenajeará a Steven Spielberg con el premio honorífico Cecil B. DeMille, sino en una triste rueda de prensa. Los detalles del evento, por llamarlo de alguna forma, se desconocen. No se sabe si habrá alfombra roja (sí que no tendrán lugar ninguna de las tradicionales fiestas post-gala), ni cómo se darán los premios, ni quién acudirá a la cita (entre los guionistas y actores sindicados ausentes y los piquetes de los huelguistas en la puerta, a ver quién se atreve a entrar).
Pero lo peor es que todo este lío (que puede fácilmente salpicar a los Oscar, para cuya entrega queda poco más de un mes) se ha erigido en protagonista de un evento (ahora sí) en el que se debería hablar sólo de cine (por mucho que algunos crean que eso significa hablar también de trapitos y cotilleos) y de las películas y profesionales candidatos, entre los que está un Javier Bardem que, como todos los demás, no sabe si le mandarán a casa con FedEx el premio si gana.
Actualización: El Sindicato de Directores acaba de hacer pública la lista de sus cinco candidatos a llevarse el premio que cada año otorga la asociación. Los seleccionados son: los hermanos Coen (No es país para viejos), Sean Penn (Into the Wild), Paul Thomas Anderson (Pozos de ambición), Tony Gilroy (Michael Clayton) y Julian Schnabel (The Diving Bell and the Butterfly).
Hace 25 años—el 3 de agosto de 1981—los trabajadoros de la Organización de Controladores Profesionales del Tráfico Aéreo (PATCO siglas en inglés), comenzaron una huelga. En busca de una semana de trabajo más corta, incremento de los salarios, mejora en las condiciones de trabajo y mejor seguridad para los pasajeros, el sindicato desafió un ultimátum dado por el nuevo presidente Ronald Reagan de regresar al trabajo.>>Cuarenta y ocho horas después, Reagan despidió a 11.359 controladoros de tráfico que estaban en huelga.>>No tiene nada que ver con los guionistas de Hollywood, pero me acuerdo de esto cada vez que los trabajadores de Iberia le estropean las vacaciones o la luna de miel a miles de personas cada vez que les parece. En fin… digresiones varias.>>Por otra parte, ¿las productoras no deberían empezar a plantearse qué les está costando más dinero, si el parón o aceptar las reivindicaciones?
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No conocía la historia de los controladores, pero tienes toda la razón: Iberia debería tomar nota, aunque creo que, como siempre, lo que menos les importa a unos y a otros somos los usuarios.>>En cuanto al paro de los guionistas, a estas alturas no es más que una competición por ver quién la tiene más larga, y hace tiempo que dejaron a un lado no sólo las pérdidas económicas y el descrédito que esto está ocasionando a la industria, sino también que hay muchas familias que no ganan un dólar desde hace dos meses, porque por suerte o por desgracia no todos son J. J. Abrams o Aaron Sorkin.>>A la cuestión del orgullo se une la negociación con actores y directores que tendrán que afrontar en verano, así que quizás piensan que si se bajan los pantalones ahora lo tendrán que volver a hacer dentro de unos meses.>>En cualquier caso, a mí ya me tienen harta.
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Estoy totalmente de acuerdo. Yo creo que se ha convertido en una cuestión de orgullo. Sentimiento que crecerá con la suspensión de la Gala de los Globo. Lo cierto es que da bastante vértigo ver como toda una industria se tambalea y una huelga es capaz de hacer que series bailen, desaparezca, cambien, se cancelen, etc, etc.>>Me alegra que hayas actualizado de nuevo. 😛>>Al.>>PD.- Confieso que me apasiona la organización PATCO. Qué pedazos de siglas!
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Sí, Al, hace tiempo que la cosa se les fue a unos y a otros de las manos, y no tengo ni idea de cuándo ni cómo acabará la cosa.>>Y las siglas son cojonudas. Me las voy a apuntar por si alguna vez creo un club o asociación, probablemente de aficionados al ganchillo.
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