Horario infantil

He buscado el vídeo, pero no lo encuentro. Os juro que lo he visto.

Canal Sur. Hoy. Casi las tres de la tarde. Informativos. En medio de ese batiburrillo de noticias de sociedad (no sucesos, los sucesos salen en el primer tramo porque venden), una información sobre un convenio entre la Junta de Andalucía y el Consejo Audiovisual andaluz cuyo objetivo es «reforzar la protección de los derechos de los niños en los medios de comunicación».

Hasta ahí todo correcto. Hay que proteger a los niños, porque en la tele hay mucha basura (nadie se para a pensar que no es normal que los pequeños vean casi cinco horas de tele al día, según decía la información, porque los padres los aparcan sin echarles cuentas en lugar de sentarse a verla con ellos o hacer otras cosas y que igual la solución no es blindar los contenidos televisivos en el horario infantil, es decir, de 06.00 a 22.00, y a los adultos que les den). Que si hay mucha violencia, «incluso sexo», según el presidente del Consejo Audiovisual, Manuel Ángel Vázquez Medel (un prenda de cuidado, aunque eso no viene ahora al caso), que si bla, bla, bla.

Vale. Nada que objetar al propósito de proteger a los niños de contenidos inadecuados (tal vez sí a cómo se lleve a cabo esa protección, pero esa es otra historia).

El contenido en sí no era el problema de la información. El problema estaba en las imágenes que acompañaban a las palabras de la periodista, esas imágenes llamadas de recurso que llenan los vacíos visuales y que camuflan las deficiencias estéticas de las siempre poco atractivas ruedas de prensa.

En dichas imágenes de recurso se veía, claro, a niños viendo la tele solos. Distintos niños, distintos hogares, distintos televisores. A veces se veían las imágenes que los churumbeles miraban, y entre varios planos distintos de películas de Will Smith (por lo visto el paradigma de la violencia en televisión) en los que, todo hay que decirlo, no hacía nada violento, el hábil editor introdujo unas imágenes de otro título, una serie para más señas, en las que se veía a un señor de pelo blanco golpeando a otro tipo.

Seguro que a todos se os ocurre alguna que otra película o serie en la que un señor de pelo blanco le pegue a otro tipo, y probablemente entonces estaríamos ante una manifestación inequívoca de brutal violencia audiovisual. Pero no en este caso. El señor de pelo blanco no es otro que Hannibal Smith (o sea, George Peppard) y la serie, por supuesto, El equipo A.

Entiendo que en Canal Sur (y en el resto de televisiones) hay un amplio archivo de imágenes al que los redactores acuden cuando necesitan relleno. Entiendo que no todas ellas están bien catalogadas. Entiendo que a veces los periodistas no tienen demasiado tiempo y se fían de lo que pone la etiqueta de la cinta o el DVD y cogen imágenes al azar, sin preocuparse mucho sobre si son o no apropiadas para la historia que están contando.

No sé cómo se llama la cinta en cuestión que usaron para rellenar esta información. Quizás «niños viendo solos la tele», o «violencia en televisión» o «señores de pelo blanco golpeando a otros señores». No lo sé, ni me importa. Lo único que quiero, señores de Canal Sur, es que quiten de la lista de contenidos violentos no aptos para niños a El equipo A. Si ustedes no entienden por qué no debe figurar en ese lote, con mucho gusto se lo explico. El equipo A es una serie para niños, adolescentes y actuales adultos nostálgicos de su infancia. Nadie muere en El equipo A. Hay golpes, y palizas, y explosiones, pero tan ingenuos e inocentes que más que violentos son entrañables.

Todos los niños de mi generación nos hemos criado con series como ésa, y la mayoría hemos salido bien. A lo mejor lo que falta ahora son series así, que sirvan de puente entre los dibujos animados (los infantiles, no la animación para adultos) y el Tomate (o las películas de Will Smith, que por lo visto son muy violentas), así que, señores de Canal Sur, borren por favor al Equipo A de esa cinta, que bastante tenemos con que John Singleton quiera hacer una película con él.

2 comentarios sobre “Horario infantil

  1. ¿En qué momento perdimos el rumbo, coronel Smith?Los que tenemos cierta edad pasábamos las mañanas con Alaska y Javier Gurruchaga (¿habrá una pareja con más capacidad de traumatizar que ésta?), las sobremesas con David el Gnomo (quien no haya llorado con David, no es persona) y las tardes con El Equipo A (que nos enseñó el valor del compañerismo y la amistad), El Coche Fantástico (que nos enseñó que una persona sola podía suponer una diferencia) o McGyver (que nos enseñó a usar nuestro ingenio hasta límites insospechados).Y en algún momento algo cambió: los niños desayunaron con Leticia Sabater, almuerzan con el Tomate y pasan las tardes con Patricia y su diario de atrocidades cotidianas. ¿Cómo hemos llegado a esto?

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  2. Yo no habría expresado mejor cómo ha degenerado la programación televisiva, especialmente la destinada a los más pequeños. No sé cómo hemos llegado a esto, pero entre el susto que me dan los lunnis y que Barrio Sésamo ya no es para todos los públicos, la verdad es que a veces me da miedo traer a un niño a este mundo.

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