Así se juega en la NBA

[spoilers sobre la octava temporada de ‘CSI’]

Para ser sinceros, éste no es más que una continuación o una postdata al texto de ayer, pero como no quiero volver a poner a Grissom y a Coronado en la misma frase (mierda, lo he vuelto a hacer), prefiero seguir con el tema en otro artículo diferente para demostrar (aunque no haga falta) que CSI y RIS no juegan en la misma categoría.

Ya hemos hablado por aquí en alguna ocasión de la elegancia y la sutileza con que están tratados en el laboratorio de Grissom los temas personales que atañen a sus protagonistas. Desde los problemas de Warrick con el juego a la complicada vida personal de Catherine, pasando, claro está, por la relación entre Grissom y Sara.

A la espera de ver si realmente (que parece que sí, aunque no sé cuándo) Jorja Fox abandona el barco, me estoy deleitando estos días con los pequeños aperitivos de su relación que cada semana nos ofrece la serie.

Sí, habéis leído bien, aperitivos, o pinceladas, o tapitas, si seguimos con el símil gastronómico, porque eso y no otra cosa son las relaciones personales en la serie de los forenses (al menos en lo que a la franquicia de Las Vegas se refiere, porque ya sabemos que Miami siempre ha ido por libre), cuyos episodios se centran en los casos y en la investigación, aunque a veces incluyan detalles de las vidas privadas de sus personajes (justo al contrario de la fórmula habitualmente empleada por las series españolas).

Así, lo que en otras latitudes se convertiría en eje de las tramas, la relación sentimental entre dos de los protagonistas, aún más si está aderezada por la clandestinidad y la ilegalidad (las normas del laboratorio prohíben este tipo de vínculos), en CSI queda reducido a un par de minutos, a lo sumo, por capítulo.

Una muestra de esa elegancia de la que hablaba antes es el cuarto episodio de la octava temporada (el último que he visto hasta la fecha), titulado The Case of the Cross-Dressing Carp, en concreto una secuencia desarrollada en una colmena gigante que Grissom se ha construido para estudiar por qué las abejas están desapareciendo en masa. Él ejerce de apicultor y aparece Sara en escena, y mientras hablan de abejas y demás, él de repente le suelta: “Creo que deberíamos casarnos”. A ella se le queda la misma cara de sorpresa que a mí, pero una abeja (unos bichos la mar de oportunos que ya frustraron en la pantalla grande el esperadísimo beso entre Mulder y Scully) la saca de su estupor con un certero picotazo, lo que sin embargo no impide que Sara acepte encantada la proposición.

Aparte de todos los méritos apuntados más arriba, la simplicidad y la sencillez de la secuencia, que aborda un tema del que no se vuelve a hablar en el resto del episodio, prueba que no hacen falta violines, ni restaurantes caros y ni tan siquiera un anillo para poner en escena una petición de matrimonio convincente y emocionante, sino sólo un guión eficaz y unos buenos actores capaces de implicar a los espectadores en lo que están interpretando.

P. D.: A pesar de haber firmado ya un par de papeles (el otro día firmamos el segundo), mi futuro marido y yo todavía no estamos técnicamente prometidos (sea lo que sea eso), así que estoy abierta a proposiciones similares a la de Grissom, aunque, eso sí, sin abejas, no porque tenga nada en concreto contra ellas, sino porque lo tengo contra todos los bichos en general.

2 comentarios sobre “Así se juega en la NBA

  1. Cuanta razón tienes respecto a CSI/RIS… qué lamentable es el panorama de las series españolas, cuántos años hemos tenido una venda en los ojos…No entendí qué quiere decir que CSI:Miami va por libre, ¿me lo explicas? ¿Y qué pasa con CSI:New York? Parece la hermana pobre, porque la ponen más tarde, pero a mi es la que más me gusta (aunque Las Vegas siempre tendrá a Grissom y el honor de haber sido la primera).

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  2. Desde su nacimiento, CSI Miami se empeñó tanto en alejarse de su serie matriz, en encontrar su singularidad, que año tras año se ha ido convirtiendo casi en una caricatura que no se puede comparar con Las Vegas porque son productos totalmente diferentes. En cuanto a Nueva York, ahí sí que hay posibilidad de comparación, porque sigue más el modelo original, aunque, en mi opinión, es la más sosa, aunque me guste más que Miami. He visto bastantes episodios de Nueva York, y si me lo encuentro en la tele no cambio de canal, como sí hago con Miami, pero en Internet sólo busco a Grissom.

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